Informativo virtual
para integrar la familia naval colombiana
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Nº 104
Marzo /
2009
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Unidos por el mar
y exhaustos por el último
poste
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Le conocà entonces y recuerdo que yo estaba loco de alegrÃa por poder estar en ese enorme velero capitaneado por el nuevo amigo de mi madre.
Por esa época, mi madre vivÃa una tórrida historia de amor con Domingo, un antiguo oficial del ejército republicano español y que habÃa sido condenado a muerte por el régimen de Franco. Dionisio Ridruejo evitó esa muerte al ver los dibujos que Domingo habÃa hecho a sus hijas estando el pobre entre rejas. Domingo habÃa venido a Cali desde Barcelona contratado como dibujante por una gran empresa tipográfica pues era un artista integral que manejaba el creyón el óleo o el violÃn y que cantaba en la Barcelona de los 30 con su voz de bajo profundo, las zarzuelas y las óperas de moda en esa mÃtica Barcelona de la que yo escuchaba maravillas años después en mi niñez en el Cali de los primeros años 50.
Él me abrió los ojos en cuanto a las creencias religiosas. Hoy veo que bebió de las fuentes de Ferrer i Guardia, el gran educador catalán, y de todos aquellos que vieron que la más conspicua de las oligarquÃas europeas era la catalana. Un epifenómeno de esa oligarquÃa fue y sigue siendo la colombiana.
VivÃamos entonces en Cali, y mi
vecinita española, Rosa MarÃa recuerda esa época y la visión de Alfonso, uniformado
de oficial y dice ahora que parecÃa sacado de una pelÃcula.
En efecto, el oficial naval ganó esa partida al pintor neoclásico español y eso
determinó que me fuese a vivir a Cartagena de Indias.
De Cartagena recuerdo mucho a mis compañeros y profesores, y el uniforme de mi padre cuando llegaba de la base naval, blanco o color marrón claro. TenÃa dos automóviles, uno de ellos era un chevrolet 56 que trabajaba como taxi y que con el tiempo serÃa el automóvil de mi padre en Barranquilla. En ese aparato aprendà a conducir bajo la atenta mirada de Alfonso.
Recuerdo que mi padre fue a trabajar a Barranquilla como ingeniero en una empresa de laminados y que fue por poco tiempo hasta que él entró a trabajar en un astillero de Barranquilla, la Unión Industrial y Astilleros.
Cuando llegamos a Barranquilla en
1960 entré al colegio alemán de esa ciudad y tuve mis primeros disgustos como estudiante
pues quien me tocó de profesor tenÃa todo el aspecto de un oficial de las SS, de
pequeños ojos azules, calvo y siempre con cara de enfado.
Alfonso me amenazaba tal y cómo se hacÃa en esa época, por mi poco rendimiento en
el colegio, con no darme algo ó con castigarme sin salir a un paseo. Asà que tenÃa
un nazi de profesor y un militar recién venido de Boston ejerciendo su labor de
padre.
En efecto, Alfonso se habÃa graduado en 1955 en el M.I.T. de Boston, como Arquitecto naval. Siempre pensé que para graduarse en el M.I.T hay que tener una voluntad y un cerebro muy especiales. En esa universidad muestran profesores e investigadores con premios Nóbel y otros premios por el estilo.
Su profesor de construcción Naval era uno de los gurús de la construcción Naval y que con sus libros todos aprendimos: Don Amelio D`argengelo, nacido en Argentina y quien fue el profesor de construcción naval y TeorÃa del buque de varias generaciones de arquitectos navales del M.I.T. y de las escuelas navales de todo el mundo. Cuando estudiaba en España, los libros de D`arcargelo me recordaban el estudio de Alfonso en Boston
Siempre le admiré por eso. Y le admiré por su concepto de disciplina personal que yo nunca he seguido. Algún amigo suyo decÃa que lo suyo no era fuerza de voluntad sino terquedad. Si se proponÃa algo lo conseguÃa.
Desde las tablas de multiplicar hasta las ecuaciones diferenciales, mi aprendizaje de las matemáticas fue siempre un asunto que yo relacionaba con Alfonso. Cuando mucho tiempo después yo tenÃa que lidiar con las matemáticas, recordaba sus enseñanzas y su capacidad de análisis, que no sólo desplegaba en esos asuntos sino en otros más pragmáticos como el trabajo.
El concepto de "inspector independiente" por ejemplo, tenÃa esas dosis de firmeza moral, justicia y claridad que en las matemáticas tienen un campo natural. Él me explicó alguna vez lo que hacÃa un notario. Pero ese trabajo era un pálido reflejo de los que realmente tenÃa que hacer un inspector del American Bureau of Shipping, el NKK el LLoyd de Londres ó el German LLoyd´s .
Recuerdo a Alfonso los sábados en Barranquilla, por la tarde, levantándose de la siesta para empezar a llenar sus formularios de el 5 y 6, una apuesta hÃpica que tenÃa por costumbre los sábados, para luego el domingo, en compañÃa de sus amigos seguir por la radio con mucha atención.
Era un hombre de costumbres sencillas propias de su carácter equilibrado y tranquilo. Se burlaba del comportamiento de los italianos y de los españoles que él tenÃa como prototipo del hombre inestable y locuaz muy alejado del suyo propio. Pero con el tiempo tanto él como yo vimos que la España de los curas y toreros y la Italia de las óperas y las copas fáciles eran sólo el tópico que habÃa aprendido en su juventud y en la escuela naval de Cartagena. Yo por supuesto tenÃa la visión de un paÃs manejado por una pandilla de militares energúmenos y muchos tópicos entre pecho y espalda.
Habiendo estudiado yo en España, siempre me dijo que la historia de ese paÃs era la historia de un pueblo nervioso y que yo debÃa de haberlo notado con tantos separatismos y apasionamientos polÃticos que amenazaban a un paÃs que no se merecÃa tantos altibajos. DiscutÃa con él que en Colombia con menos apasionamiento en las personas corrÃa mucha más sangre.
Si bien comencé a estudiar ingenierÃa en Bogotá en 1970, al año siguiente acordé con mi padre que me irÃa a España a estudiar ingenierÃa naval. Lo hice porque ya él habÃa metido en mi mente el amor por los barcos y la vida de los astilleros. Eso determinó mi futuro y si actualmente tengo la idea de haber apostado por el caballo perdedor, creo que mi preparación en ese terreno me permitió tener un mejor criterio sobre el mundo de la técnica y me adentró en el mundo de la historia.
Además me permitió durante más de 15 años estar a su lado y trabajar en los asuntos que eran de su interés especialmente actuando como Inspector independiente para los P&I y las casas clasificadoras de buques que él representaba. Me enseñó a ver los barcos como una interesante entidad jurÃdica.
Cuando estuve trabajando unos años en Cartagena de Indias, en un Joint-Venture entre el astillero Conastil de Cartagena y un astillero de Holanda, viajé a ese paÃs al principio de los años 80 y eso causó en mi una grata impresión, pues vi en los Holandeses una forma clara de honestidad en el trabajo. Desde rezar al principio de unas reuniones de trabajo hasta el estar pendientes de si una lámina de acero naval no cumplÃa alguna caracterÃstica técnica y hacÃan gastos increÃbles para que todo estuviese en el lugar y en las condiciones que habÃan sido contratadas.
De estas cosas conversaba con Alfonso y me contaba su paso por la universidad y empresas de Boston. La forma de trabajar en Colombia, con escasa carga filosófica sobre el trabajo, la falta en todo momento de moral personal y colectiva en algunas personas y grupos humanos, contrastaba escandalosamente con ese comportamiento calvinista de mis compañeros holandeses.
Pero Alfonso veÃa que con el tiempo las cosas mejorarÃan en nuestro paÃs hasta llegar a los niveles europeos. Yo sinceramente nunca lo he visto asà y sólo espero que algún dÃa el tiempo le dé la razón.En el trasfondo de todo eso estaba un concepto profundo que él tenÃa claro y que lo practicó siempre a lo largo de su actuar profesional y personal: Honestidad.
Es un concepto muy profundo porque todo lo que hoy veo malo en este mundo en mi actuar y en el de mis semejantes, es un problema de honestidad. Desde la honestidad religiosa hasta la honestidad profesional, hay un enorme abanico de campos donde poner en práctica ese concepto.
Quizá el concepto de honestidad y el deseo honesto de ser justo en el actuar dÃa a dÃa, llevaron a Alfonso a ser miembro del Club Rotario de Buenaventura. Lo fue hasta su muerte. Los 16 años que vivà en ese puerto tuve la imagen del Club Rotario y mi padre como un sólido vÃnculo de él y sus compañeros.
En Buenaventura, Alfonso era una auténtica institución. Alguien me dijo una vez, quizá exagerando un poco, que cuando "El Capi" se ausentaba de Buenaventura, el puerto se paraba.
Con el tiempo aprendà mucho a su
lado como Inspector naval, y también cuando estuve de Director técnico del puerto
comercial. Fue una experiencia interesante y seguà sus consejos técnicos y el enfoque
de aquella tarea.Por algunos años, con un viejo remolcador, el "Punta Campana",
sobrante de segunda guerra mundial, con un poderoso motor diesel de 400 BHP y una
barcaza comprados ambos con el objeto de llevar aceite de pescado desde Panamá y
desde el Ecuador a Buenaventura y mucho cabotaje de gasolina y madera desde y hacia
ese puerto. Hubo meses de 3 y 4 viajes redondos.
Su tesón y experiencia en el trabajo junto a mi juventud nos tenÃan hasta 72 horas
seguidas en un trabajo de muchos frentes entre cabotaje, inspecciones y alguna salida
al rescate de barcos en dificultades.Esta tarea al mismo tiempo nos permitió ver
muchas cosas desde una perspectiva diferente. Estar al frente de un grupo de duros
marineros con problemas graves que resolver en todo momento casi sin medios técnicos,
con una orden dada de resolver los asuntos como fuera posible y en el que estaban
involucrados asuntos muy costosos en barcos, mercancÃa peligrosa como dinamita que
llevábamos desde Buenaventura hasta los muelles de la Industria Militar, la gasolina
o el Kerosén, el salvataje de pesqueros ó barcos mucho más grandes. Alfonso me contó
el cuento de "la carta a GarcÃa" y la entendà solo cuando me tocó resolver problemas
de trabajo que yo veÃa muy por encima de mis capacidades.
Pero todo esto dejó en mi cerebro imágenes hermosas y terribles al mismo tiempo, desde amaneceres en pleno PacÃfico ó en las riberas de rÃos imposibles, hasta el ver llegar el remolcador solo, con la noticia del hundimiento de nuestra barcaza. Ese duro golpe, debido al mal tiempo en el mar, lo vivimos dos veces, hasta que finalmente el "Punta Campana" trabajó solo, sin barcaza, en varios proyectos, hasta que fue abandonado por falta de trabajo más una dura competencia y se hundió en un muelle de Buenaventura.
Antes de ese hundimiento, Carlos, uno de nuestros expertos marineros murió a bordo del remolcador de un infarto. Ese fue un duro golpe para mi padre y yo, siendo un mal presagio para los dÃas que habrÃan de venir.
Todas esas cosas, después de dÃas tan llenos de aventuras y trabajo tan interesante, habÃan creado en mi una gran desesperanza y aburrimiento. Pero Alfonso tenÃa ese deseo de seguir trabajando sin dejarse deprimir. Para él la depresión era casi siempre una salida fácil de los flojos y vividores.
Alfonso llegó a tener varias propiedades y sin llegar a ser un hombre muy rico permitió que dedicara sus recursos a ayudar a mucha gente. En un momento determinado tenÃa una finca cafetera, un edificio de apartamentos en Buenaventura, un remolcador con su barcaza, la oficina de servicios navales, un restaurante y una heladerÃa, una taberna al estilo europeo, un camión refrigerador, y otras cosas, que si las tenÃa era por la visión comercial de mi madre quien en la práctica manejaba todas las cosas.
Cuando él murió sólo tenÃa su trabajo como inspector naval y la finca que no producÃa más que gastos y que actualmente es la residencia de mi madre pues ella no soporta vivir en una ciudad sin muchas cosas que hacer como la finca se lo demanda. Alfonso habÃa perdido poco a poco todo lo que habÃa ganado en su vida. También perdió mi compañÃa y la de mis hijos al huir a esa España que como tabla de salvación no podÃa ser mejor.
Pero dejó un cariño muy grande entre los suyos, sus compañeros de la armada y del club rotario quienes desgraciadamente ya están desapareciendo poco a poco
Alfonso tenÃa el talante de un hombre conservador norteamericano. Recuerdo que en 1967, a la muerte de J.R. Oppenheimer la prensa norteamericana y en especial la colombiana, satanizaba al hombre que habÃa inventado la bomba atómica. El pasado un poco de izquierdas del cientÃfico le apartó de los asuntos de estado al frente de la Autoridad atómica y las discusiones en mi casa con amigos de mi padre en esos años, con la guerra de Vietnam de fondo, causaron en mà una especial inquietud. Nuestras discusiones sobre aquello recuerdo que fueron muy acaloradas.
Le gustaba la música norteamericana que seguramente escuchó cuando era un estudiante en Boston. Amante de los boleros antiguos, de la cumbia y de los bambucos, también me enseñó a escuchar la música clásica y en casa constantemente el "toca-discos" nos sumÃa en las obras de Mozart, Vivaldi, Beethoven, Hendel y en los últimos años de nuestra estadÃa en Barranquilla escuchábamos a Stochausen, Ligeti, Bulez, y otros compositores de música serial, electrónica y similar. Los boleros lo transportaban a un mundo que serÃa el mundo de los amores de aquellos hombres que habÃan nacido en los años veinte. Su amor por los niños era proverbial y su absoluto respeto por las mujeres era tÃpico de los hombres que habÃan nacido en la década de los 20 en Norteamérica.
Era por lo tanto muy conservador pero de trato agradable, sin dejar ver esa soberbia tÃpica de la derecha militar suramericana ni la autosuficiencia de la derecha europea. Le disgustaba Franco y últimamente después de tantos años de ser partidario de los israelitas tenÃa un mejor criterio sobre los palestinos.
Esa deriva hacia posiciones más de izquierda coincidió con mi propia deriva hacia posiciones más conservadoras. Asà que al final estábamos de acuerdo en muchas cosas que antes nos distanciaban. Me contó cuando habÃa venido a España en un buque de la armada escoltando un buque de la Gran Colombiana con un cargamento de café que Colombia regalaba a la España castigada por su filofascismo en 1946. Se intoxicó con un vino barato y la actitud soberbia de los oficiales de la armada española lo puso en contra del gallego fascista que mandaba en ese paÃs.
Conmigo tenÃa un trato muy formal. Nunca hablamos de sexo. Nos tratábamos de usted y algunas personas cercanas a ambos vieron un cierto distanciamiento siempre latente en nuestro trabajo y asuntos puramente familiares. Mi madre siempre ha dicho que nos tratábamos como dos personas que se conocen pero no se aprecian. Yo lo sabÃa pero esa era una pesada loza entre nosotros.
Nunca pude decirle que lo querÃa más que si hubiese sido mi padre carnal. Por ese agradecimiento que uno siente con las personas que desinteresadamente te han hecho muchos favores durante toda una vida, desde explicarme por qué flota un barco hasta contarme su visión de nuestro paÃs ó desde pagarme una carrera universitaria hasta hacerse cargo de mis deudas cuando yo no pude hacerles frente.
Ayudó asà a muchÃsima gente y siempre estuvo dispuesto a ayudar a sus hermanos y sus familiares de la misma manera que me ayudó a mÃ.
Su gran amor fue para él mi hija mayor, quien habÃa nacido en Cádiz en 1974, siendo yo aún un estudiante en la escuela naval.
Hasta 1976 que regresamos con mi esposa desde España, mi hija tuvo en sus abuelos la imagen de sus padres.
A la niña la enviamos a Colombia con sólo un año de edad y desde entonces él y mi madre la tomaron como su hija y tanto mi madre como Alfonso la criaron siendo afectivamente más hija de sus abuelos que sus verdaderos padres.
Casi todas las cosas que me interesan hoy fueron puestas en mi mente por Alfonso. Desde la fÃsica de partÃculas hasta el ADN y desde las batallas de Temistocles hasta la historia mundial de la construcción naval. TenÃa la enciclopedia británica, que habÃa traÃdo de Boston y me enseñó a consultarla.
Asà que el ambiente de estudio en nuestra casa fue de un buen nivel y en esa Barranquilla de los años 60, con el proyecto Géminis norteamericano en curso, mi estudio en el colegio y mis lecturas marxistas, la construcción de pesqueros y remolcadores de rÃo por parte de mi padre y el salón de belleza que mi madre habÃa puesto en nuestra casa, todo esto tiene el sabor en mi mente de una época preciosa que hoy, con los nuevos adelantos de un mundo moderno traen con mucha fuerza la imagen de un hombre que me enseñó a tener esperanzas en el futuro como una forma de hacer frente a las adversidades y a sacar fuerza de flaqueza en el marco de una sencilla filosofÃa que consiste solo en ser honesto y justo en lo que se piensa, se dice ó se hace
JUAN JOSE MORENO MEJIA
Hijo de Alfonso Morcillo
CONSEJO DE HISTORIA NAVAL DE COLOMBIA
NUEVAS UNIDADES FLUVIALES
La Armada Nacional, en una tradicional ceremonia, bautizó y puso al servicio de su Flota, dos patrulleras de apoyo fluvial con los más altos estándares de calidad. Estas unidades, construidas en COTECMAR, Corporación de Ciencia y TecnologÃa para el Desarrollo de la Industria Naval, MarÃtima y Fluvial, son el fruto de la experiencia y capacidades del personal y equipo de esta Corporación que buscando el incremento y fortalecimiento de nuestro Poder Naval esta creando una valiosa autonomÃa tecnológica en su campo. Las dos patrullaras fueron bautizadas con los nombres de ARC "TECIM FREDY PEREZ RODRIGUEZ" y ARC "TECIM EDDIC CRISTIAN REYES HOGUIN" y su diseño final de tercera generación es el fruto de la experiencia real de unidades construidas anteriormente y probadas en el área, incluso en combate.
Sus caracterÃsticas principales son:
Eslora 40.30 Mts Manga 9.50 Calado Medio 1.30 Desplazamiento 373 Ton
En la ceremonia de bautizo, presidida por el señor Ministro de Defensa Dr. Juan Manuel Santos C., Señor Jefe de Estado Mayor Conjunto Almirante David Rene Moreno M. y del señor Comandante de la Armada, Almirante Enrique Barrera Hurtado, se hizo un especial homenaje a los dos oficiales que murieron en combate defendiendo a su patria y por cuyo valor y en reconocimiento a su sacrificio, la Armada ha dispuesto que sus nombres sean colocados a las nuevas unidades.
Una breve biografÃa de estos valientes héroes de la patria es la siguiente:
TECIM FREDY PÉREZ RODR�GUEZ
Nació en Bogotá el 17 de agosto de 1981 en el hogar formado por el señor José David Pérez Curtidor y la señora Clara Inés RodrÃguez de Pérez. Ingresó a la PolicÃa Nacional como PolicÃa Bachiller de donde pasó a la Armada Nacional, Escuela de Formación de InfanterÃa de Marina como alumno del Curso de Suboficial el cual terminó exitosamente siendo ascendido al grado de Marinero Segundo el 13 de diciembre de 2002. Sus excelentes condiciones personales y profesionales le permitieron formar parte del Curso Extraordinario de Oficiales de InfanterÃa de Marina. No. 71, siendo ascendido al grado de Subteniente con fecha 30 de junio de 2006.
El 9 de octubre de 2007 en cumplimiento de labores de registro y control fluvial en el área general del RÃo ChangüÃ, en el Departamento de Nariño, fue emboscado por un grupo de subversivos de la organización narcoterrorista FARC, murió heroicamente en cumplimiento de su deber, dando ejemplo de valor y heroÃsmo a sus hombres.
La Armada Nacional, en reconocimiento al heroÃsmo del señor Teniente Fredy Pérez RodrÃguez, ha dispuesto que una de sus unidades a flote, la Patrullera de Apoyo Fluvial No. VII sea bautizada con el nombre de este valiente Oficial.
TECIM EDDIC CRISTIAN REYES HOLGUIN
Nació el 3 de junio de 1974 en la ciudad de Sincelejo, Departamento de Sucre, en el hogar formado por el señor Carlos Hernán Reyes Moran y la señora Soledad HolguÃn Nuvia.
Ingresó a la Escuela Naval de Cadetes "Almirante Padilla", como cadete de InfanterÃa de Marina siendo ascendido al grado de Subteniente el 1º de diciembre de 1997. En mayo de 1999 fue trasladado al Batallón de Asalto de I.M. No. 3 con sede en BahÃa Solano, Chocó y asignado al Puesto Destacado de Jurado, como Comandante de Pelotón.
El 12 de diciembre de 1999, el Puesto Destacado de Jurado fue atacado por subversivos de la organización narcoterrorista FARC. El señor Teniente Cristian Reyes HolguÃn, quien se desempeñaba como Segundo al Mando de la CompañÃa Alfa, murió defendiendo el Puesto Avanzado de Jurado y por ende a la población civil de dicha población, dando a sus subalternos ejemplo de valor y heroÃsmo.
La Armada Nacional, en reconocimiento al heroÃsmo del señor Teniente Cristian Reyes OlguÃn, ha dispuesto que una de sus unidades a flote, la Patrullera de Apoyo Fluvial No. VIII sea bautizada con el nombre de este valiente Oficial. |
Me ha dado una gran alegrÃa leer el pequeño reportaje que se le hiciera al vicealmirante Enrique Ospina Cubillos, a quien los reclutas del contingente 26 lo apodábamos "el chileno", pero serÃa injusto que no pusiera en conocimiento de los fuimos sus cadetes y de la comunidad naval colombiana que él fue para con nosotros un verdadero "caballero de los mares", como lo fue el almirante chileno Miguel Grau Seminario.
Lógicamente, esto no lo va a contar personalmente en su reportaje, pero realmente este oficial se distinguió por no ser "canÃbal". Cuando él estaba de guardia sabÃamos que los castigos nocturnos casi se suspendÃan por algún motivo. Tuvo la paciencia de enseñarnos a cantar la canción chilena "yo vendo unos ojos negros", que todo el batallón entonaba cuando entrábamos al comedor.
Tuve la oportunidad de alternar con él, aquà en Lima, cuando estuvo haciendo curso de submarinista. Cuando vi su fotografÃa en la Cyber-corredera Nº 103, publicada junto con su esposa, inmediatamente mi disco duro saltó con el siguiente recuerdo, que es una verdadera anécdota. Seguramente él no la recuerde, pero yo la tengo fresca en la mente. Del grupo de reclutas del 26, a Holdan Delgado y a mà nos seleccionaron para formar parte del equipo de natación, y todos los dÃas a las 18:00 horas ibamos a la piscina del Hotel Caribe, a entrenar. Al regresar, a las 21:00h pasábamos de frente al comedor, a darle sin misericordia a los platos que el cocinero guardaba para nosotros. Nunca falló la comida, pero una noche, no la habÃan guardado. !Horror! Nos tenÃamos que acostar con el estómago vacÃo. En perfecta fila india, y yo en la cola por ser recluta, nos encaminamos hacia el rancho número dos, se acuerdan? Pero, oh milagro, cuando pasábamos por el comedor de oficiales escuché una voz costeña que dijo:--- tengo un bistec y cuesta una garra (un peso); lógicamente me volteé, y vi que un cámara me presentaba un plato con un tremendo pedazo de carne. Pase cadete y cómaselo aquà debajo de esta mesa (del comedor de oficiales). Pero cuando estaba a punto de dar el primer bocado, escuché una voz que fuertemente decÃa: "ronda nocturna por el oficial de guardia". A los pocos segundos vi la luz de una linterna, era el oficial Enrique Ospina Cubillos, quien en compañÃa del guardiamarina de guardia estaban pasando la última ronda de la noche. Inmediatamente con el susto, el hambre se me quitó y el estómago se me soltó.---cadete pase inmediatamente a su rancho que mañana hablamos. Fueron las escuetas palabras del oficial. Lógicamente pasé una noche de perros, hasta que el "alza arriba " me puso en la realidad. A las ocho de la mañana después de la izada del pabellón, se escuchó:---cadete Cepeda Silva Carlos Arturo.... al frente!. Pasé al frente y ante la mirada y oÃdos de todo el batallón, escuché cómo el oficial narraba las novedades de la noche anterior. No recibà ningún castigo, pero a partir de ese momento quedé conocido por todos los cadetes, brigadieres, guardiamarinas, oficiales y secretarias de la Escuela Naval de Colombia.
Carlos Arturo Cepeda Silva / 26-014
correo: ccepeda.silva@hotmail.com
Lima- Peru
CONDECORADO EL GENERAL GABRIEL PUYANA GARCIA
PALABRAS DEL SEÑOR COMANDANTE DE LA ARMADA NACIONALALMIRANTE GUILLERMO BARRERA, EN LA CEREMONIACuando se rinde un homenaje a un hombre grande, que ha luchado por su patria y se ha destacado además en el mundo académico, se hace justicia.En el caso del señor brigadier general ( r) Gabriel Puyana GarcÃa, que ha recibido las mayores condecoraciones nacionales e internacionales, militares y civiles, ésta misión, por fortuna, ya está cumplida.No obstante, la Armada Nacional de Colombia quiere hoy hacer un reconocimiento a sus largos años de servicio a la Patria.Por esta razón, hoy me siento más que complacido al tener la oportunidad de imponerle al general Gabriel Puyana GarcÃa la Medalla de Servicios Distinguidos a la Armada Nacional, en nombre de los 32.000 hombres y mujeres de la Marina de Guerra de Colombia.La trayectoria del general Puyana no es una trayectoria cualquiera.Entre muchos cargos de gran responsabilidad, fue comandante de la Escuela de CaballerÃa, jefe de estudios de la Escuela Superior de Guerra, Jefe de Personal del Ejército, Jefe de Operaciones del Comando General de las Fuerzas Militares, comandante de la Sexta Brigada, comandante dos veces de la Brigada de Institutos Militares, y Director de la Escuela Militar de Cadetes.Combatió en la Guerra de Corea, fue oficial de enlace en Tokio, oficial de estado mayor representante de Colombia en Egipto, y agregado militar, naval y aéreo en Chile. Además, es graduado en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, y se ha desempeñado con éxito en el mundo académico, particularmente en el fascinante campo de la historia.Autor de varios libros y biografÃas, es miembro de un número de importantes academias, incluyendo la Academia Colombiana de Historia, y miembro Honorario de la Academia Colombiana de Historia Militar.Ya en uso de buen retiro, no ha dejado de servir a sus Fuerzas Armadas y a sus compañeros de milicia a través de sus principales asociaciones. Fue presidente de Acore, de Confecore, y en la actualidad preside la Sociedad Bolivariana de Colombia.Mi general Puyana:Hoy quisiera, en nombre de los marinos de nuestra patria, agradecerle su destacada contribución, como militar y como historiador, al brillo de nuestras Fuerzas Armadas, y muy particularmente, de la Armada Nacional.Con su pluma dio realce a las hazañas de los marinos colombianos en la Guerra de Corea y en el llamado conflicto amazónico, eventos que forman parte fundamental de nuestra historia naval.Desde el retiro, además, ha liderado plausibles iniciativas en beneficio del personal de nuestra institución.Usted, mi general, ha ayudado a consolidar la gloria militar de los marinos de Colombia, dignificando su historia, y resaltando su honor y su coraje.Por eso hoy le expresamos nuestra admiración y reconocimiento.Para fortuna nuestra, los hombres de armas, en medio de nuestra difÃcil misión, tenemos un apoyo fundamental que nos ayuda a cumplirla: la familia.En su caso, mi general Puyana, ha tenido la bendición de consolidar un hermoso hogar con su esposa, doña MarÃa Cristina Paz, y sus hijos Juan Carlos, LuÃs Ernesto, Gabriel Fernando, Sergio Eduardo, y sus respectivas familias.Me siento, de verdad, muy feliz al tener hoy el privilegio de hacer un reconocimiento a una persona tan cercana a nuestra institución y tan valiosa para el paÃs.Gracias, señor general Gabriel Puyana GarcÃa; gracias, doña MarÃa Cristina Paz de Puyana.¡Los marinos de Colombia los saludan!Muchas gracias
Palabras del General Gabriel Puyana en la ceremonia al serle impuesta la MEDALLA SERVICIOS DISTINGUIDOS A LA ARMADA NACIONAL el pasado 05 de marzo por el señor Almirante Guillermo Barrera Hurtado, Comandante de la Armada Nacional
En 1962 hace casi medio siglo, en mi grado de mayor, cuando procedente de una de las zonas de orden público pasaba por uno de los pasillos de este edificio, me encontré de improviso con el entonces Ministro del Defensa el señor Gral. Rafael Hernández Pardo. Dos dÃas antes un ayudante indiscreto (Dada nuestra amistad), me habÃa informado extraoficialmente que acaba de ver el Decreto firmado por el Ministro en el que se me otorgaba la Cruz de Boyacá.
Mi sorpresa fue inmensa., especialmente por mi condición de simple mayor del Ejercito; lo saludé y sin saber como, quizás con un poco de arrebato, me atrevà a manifestarle que me habÃa enterado de la distinción que se me habÃa conferido, que me sentÃa muy honrado, pero también muy sorprendido. El Ministro, me puso la mano en el hombro (pues éramos amigos a pesar de la enorme distancia jerárquica) y me contestó:
-¡Mire Puyana, con sus actuaciones en el Norte del Valle usted me puso en un gran dilema: o lo botaba del Ejército o le daba la Cruz de Boyacá! Resolvà lo segundo y realmente no se si me arrepienta. ¡Nunca supe si se arrepintió o no, espero que no lo hiciera!.
Hoy he querido iniciar mis palabras con esta breve anécdota, pues con el señor Capitán Juan Ricardo Rozo, me ocurrió algo similar cuando me adelantó, (claro que con la debida autorización) esa gallarda como inesperada determinación del señor Almirante Barrera, que luego me corroborarÃa el mismo por contacto telefónico. ¡Fue tan inmensa la sorpresa, como tan grande el honor que me dejó un tanto apabullado!
En contra de lo que acostumbro, he preferido escribir estas palabras, por cuanto temo que la emoción me enrede el pensamiento y me trabe la voz , dado que en la actualidad vivo ese momento de las "juventudes acumuladas que algunos llaman Vejez "..y por eso prefiero leer esta breves lÃneas:
Hago un esfuerzo para intentar ser breve. Realmente es difÃcil encontrar palabras que puedan traducir la resonancia de mi corazón, no solo para expresar mi gratitud, sino mi orgullo de soldado y mi emocionada complacencia de la que intensamente participan, mi esposa Maria Cristina, asà como mis hijos, LuÃs Ernesto y Sergio Eduardo presentes aquà y Juan Carlos y Gabriel Fernando distantes al igual que sus esposas Kirstin y Catalina, mis nietos Jacob y Pilar SofÃa, pero anhelantes en mi espÃritu, mi nuera Carolin, aquà también con nosotros con mis nietecitas Isabel y Anamaria, mis hermanas Gloria, Gilma, Inés y Maria Eugenia y todos, todos los mÃos, ante la honrosa distinción que la Armada de Colombia me dispensa mediante este gesto generoso de su Comandante el señor Almirante Guillermo Barrera Hurtado al conferirme la Medalla DE Servicios Distinguidos a la Armada Nacional, que además, se enaltece con la presencia de altos jefes de nuestras FFMM y la de algunos de mis compañeros y amigos de toda la vida entre los cuales distingo a los almirantes Ospina, Jaramillo, Barona, Cediel. los Generales Valencias, Ibáñez y otros mas que seria largo mencionar. Sentimiento de fraternidad.
¡Quienes aún tienen o tuvimos, el privilegio de ejercer este bello oficio de las armas que hace siglos Calderón de la Barca, calificara como una "simple religión de hombres honestos" llamada milicia, ya fuera de la tierra, de los cielos o de las aguas, nos sentimos entrañablemente unidos y esencialmente hermanados en nuestro yo intimo por nuestros ideales, sueños comunes satisfacciones y nuestros sacrificios y asà quise expresarlo al escribir el Himno de Acore en cuya primera estrofa del Coro inicial, dijera:
¡Soy soldado de ayer y de siempre,-
Navegante del cielo o del mar
Nos hermana la misma bandera
Que la entraña se siente ondear.
Y para terminar (haciendo la añoranza de los viejos tiempos) cerrara as:
¡Todo aquello quedo en el recuerdo
De la patria persiste su voz
Que en el fondo del alma nos llama
Con vibrar de clarÃn y tambor!
Y para exaltar a la Armada escribà dos de sus estrofas la V y
la VI que fueron, o son estas:
V
¡Sobre el pico más alto del mástil
Se despliega el insigne pendón
Y el azul de las agujas refleja
Oro y sangre de un mismo arrebol!
VI
Hay nostalgia de puertos lejanos.
De canciones, de besos y amor
Y en la jarcia se enreda una imagen
Mientras se oye del mar el rumor
Es oportuno comentar que en el Club Naval de Cartagena cuando di a conocer públicamente por primera vez e esta letra recitando el himno, pues no se habÃa compuesto la música, surgió un murmullo de protesta entre las jóvenes esposas de los oficiales navales. por aquello de la evocación de los besos de amor engarzados en la jarcia.
Como paÃs joven con existencia propia, que apenas se aproxima a dos siglos, nuestra instituciones militares tuvieron un origen casi simultaneo y relativamente común, pues con las primeras unidades del 23 de Julio de 1810 en Santa fe de Bogota , nacÃan también las milicias de Cartagena, de Mompos , de Pamplona y del Socorro. De ahà que nos refiramos a José Prudencio Padilla como general del Mar. Fue el Almirante Oscar Herrera quien lo exaltó a Almirante.
Y en el último siglo especialmente a raÃz del conflicto con el Perú, fue nuestra Escuela Militar del Ejercito de donde buen número de oficiales fueron integrando los cuadros de las demás fuerzas. Los de ArtillerÃa en su mayor parte fueron a los cañoneros del Sur para lograr el triunfo de Güepà y varios de caballerÃa dejaron sus caballos para convertirse con al ayuda de los alemanes en los primeros pilotos .de nuestro componente aéreo
De ahà que en nuestra generaciones (que podemos llamar con cierto vanidad contemporáneas, fueron no pocos los compañeros de Escuela Militare o subalternos que llegaron a las altas jerarquÃas de las otras Fuerzas y asà se afianzo esta inmensa confraternidad que se ampliara con nuestros cursos conjuntos en nuestra Escuela de Guerra.
Pero con la Armada, fue esencialmente la Guerra de Corea, la que entrecruzó nuestras vidas e hizo uno solo, nuestro propio destino allende de nuestras fronteras. Recuerdo como profunda nostalgia y muy caro recuerdo el mes de abril de 1952, cuando después de un año en el frente de Guerra, se me destinara a 1a oficina de Enlace con el Comando del Lejano Oeste, donde pudimos fraternizar con nuestras compatriotas navales , con el entonces Capitán Veron, con los tenientes Jaime Parra. Oscar Herrera, Manuel Guillermo Torres, Calderón y muchos otros mas
Allà a bordo del Almirante Padilla, no pocas veces intercambiamos nuestros relatos , nuestras emociones , nuestras añoranzas y mas tarde al regresar, vivirÃamos el inmenso orgullo de que a partir de esa vivencias habrÃan de referirse al Ejercito y al Armada , después de Corea, para resaltar un etapa decisiva de lo que fue el progreso y el proceso de modernización de nuestras dos Fuerzas.
Muy joven, desde en mis años de jinete activo, siempre encontré una afinidad anÃmica y muy profunda entre el soldado de caballerÃa (lógicamente también de InfanterÃa) en su sueños legendarios de la epopeya magna, con los marinos el supremo instante del abordaje, con sus de cargas de sables y de lanzas que hicieron posible la republica y esos cruentos asaltos en el mar. Y esa misma ardentÃa y coraje de los lanceros de Queseras del Medio, del Pantanos de Vargas, de Boyacá, de Carabobo y de JunÃn, la vi. reflejada en quines en la inmortal batatilla del Golfo de Maracaibo rubricaron con sus vidas o su sangre la culminación de obra de la libertad suramericana..
Ese intenso amor a la gloria militar al que varias veces se refirió BolÃvar, es sin duda lo que nos compenetra a los hombres de armas y nos impulsa a morir de pie , con el grito de ¡patria" entre la boca como lo dijera Enrique Villar.
¡Y fue por eso, que sin desconocer la anécdota del vale de la Servilleta que el preclaro jefe de CaballerÃa General Revéis le firmara al almirante Eduardo Lemaitre, por la relación jerárquica que con el mantuviera, como por la admiración y sincero afecto tanto por con él como por su esposa Gloria, me llevó a escribir esos dos sonetos al Velero Gloria que seguramente ustedes conocen y que de mi puño y letra entregara a mi entrañable amigo el Almirante Jaime Parra y en versión de pergamino a mi compañero de Curso de Altos estudios, Almirante BenjamÃn Alzate quien estaba presente cuando escribà esas lÃneas, en las que exalto que ese bajel encarna la imagen de la Gloria, de esa gloria militar que sueña y anhela el Guerrero, sea del mar, del cielo o de la Tierra!
Finales.
ÃHoy al recibir este preciado galardón, recuerdo, pero también amplÃo, las palabras del Mariscal Liauthy cuando expresara que la presea más significativa del jefe "no es la que se ostenta en el pecho, sino la que se vislumbra en la mirada agradecida de sus subalternos"
Señor Almirante su gesto, me hace percibir que también en sus ojos y en el de sus hombres a su mando se advierte un sentimiento no de gratitud porque no existe razón para ello, pero si de sincero reconocimiento a lo que es, ha sido y seguirá siento mi entrañable amor por la Armada de la patria que tanta gloria le ha dado a Colombia..
¡Muchas gracias!
Al velero ARC - "Gloria"
Primer Soneto
1
Tu nÃtido perfil de carabela
Evoca los pendones de Castilla,
Y un Ãmpetu de raza se revela
En el bauprés que apunta hacia la orilla.
2
De altivez y emoción hinchas tu vela
Bajo el numen heroico de Padilla,
Y el signo de la Cruz, deja tu estela
Tras el certero rumbo de tu quilla.
3
¡Colombia!, desde el pico de mesana
Despliega su grandeza soberana
Sobre el claro esplendor del oleaje,
4
Y la deidad sublime de tu nombre,
Es el anhelo máximo del hombre
Que sueña en el fragor del abordaje.
Segundo Soneto
1
Bajo el beso del sol, entre la arena
Duerme el ancla sus sueños de victoria
Y ante el pétreo mirar de Cartagena
Eres viva semblanza de su historia
2
Un ensueño lejano de sirena
Hace olvidar la tropical euforia...
Y tu alma, que es alma de morena
Se encarna en la silueta de la Gloria
3
En el complejo atuendo de la jarcia
Se resume el encanto de tu gracia
Que cópiase en el piélago profundo...
4
Y en remembranza de gloriosa hora
Jalonas con el largo de tu eslora
Los anchos mares que te ofrece el mundo
el "chisme" al servicio de la Familia Naval
ZAFARRANCHO
GRAFICO
ALMIRANTE ERASO CUMPLIO
93 AÑOS EN MIAMI
El pasado dos de febrero cumplió 93 años el señor Almirante (h) Jaime Eraso Annexy. El cumpleaños fue celebrado posteriormente, por esperar la llegada de algunos familiares a Miami, para contar con la asistencia de cuatro generaciones y algunos invitados de la familia, entre los cuales se encuentra el CC Jairo Quiñónez, corresponsal de Cyber-corredera en Miami. El almirante Eraso es el oficial naval de más edad, el más antiguo comandante Armada y pertenece al ya formado Club de los Noventa, pues en 2009 cumplieron más de 90 años los almirantes Orlando Lemaitre, Calm. (h) Julio Cesar Reyes y CC Marcos Ariza compañeros del mismo contingente. CYBER-FELICITACIONES
"GLORIOSO" CURSO IM 003
CONTIS DEL "GLORIOSO" 72 EN MIAMI
Mi nombre es LuÃs Buelvas y fui cadete naval del contingente
72 y me gustarÃa que publicaran esta foto acerca de la reunión que tuvimos en la
ciudad de Miami en feb 21 del 2009. Parte fue para invitar al Sr. Contralmirante
Hernando Wills, quien estuvo en esta ciudad. De izquierda a derecha: Antonio MartÃnez,
Carlos Urzola, José F. Mazuera, LuÃs E. Buelvas, CA Hernando Wills y Alfredo
Parody. Muchas gracias y buena mar!!
LuÃs E. Buelvas / 72-007
CONTIS DEL TAMBIEN "GLORIOSO 42" EN CARTAGENA
Varios contis del curso 42 se reunieron en Cartagena y
dentro de sus actividades realizaron agradable cena de compañeros el pasado
22 de marzo. En las dos fotografÃas aparecen disfrutando de exquisitas viandas.
CUMPLEAÑOS DE CARMENCITA DE SOTO
En Cartagena, el pasado 9 de marzo, en el famoso restaurante
"Marielaure" a Carmencita de Soto, le celebraron su cumpleaños. La risueña
cumpleañera, aparece rodeada de su esposo Almirante Mauricio Soto, CRIM Chepe Calderón
y su adorable madame Guillot. Cyber-happy birthday Carmencita...
CAMPEONATO DE TENIS
Se terminó el primer campeonato abierto de tenis en Club Naval, con la participación
de 230 tenistas Cartageneros, en todas las categorÃas masculinas.
Se destacó el nivel técnico y competitivo de los participantes. Es importante resaltar a
Carlos Andrade quien fue "Campeón de los Veteranos" y a Chucho Castañeda como subcampeón.
Mario Vanegas brilló por su espÃritu deportivo. Muchas Cyber-felicitaciones
BODAS DE ORO HERNANDO
TORNET Y ANA MARIA
Emocionante la celebración de las Bodas de
Oro y de amor de Hernando y Ana MarÃa, en el Club Naval, con Santa Misa, comida
bailable, mariachis y sobre
todo la amabilidad de los anfitriones.
Los
anfitriones Ana MarÃa y Hernando Tornet, con sus hijos Ivone, Hernando y Jacqueline.
Muy linda reunión que ofrecieron Cyber-felicitaciones de ORO
MATRIMONIO O´CONNELL - RINCON
En Cartagena, en la Iglesia de San Pedro Claver, se unieron
para siempre Irene
Rincón (hija del Vicealmirante Rincón y Julita) y Brian O´Connell.
Seguidamente los asistentes se dirigieron al Club Naval donde se realizó hermosa
recepción. Felicitaciones y bendiciones para esta linda
pareja
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