Pañol de la historia
LA BATALLA DE MALPELO
BATALLA NAVAL QUE LA GRAN COLOMBIA PERDIO
-Julio 2 de 1828-

Investigación y escrito de Jorge Serpa Erazo 
En junio de 1828, la Gran Colombia, nación integrada por las actuales repúblicas de Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá, fue atacada por las fuerzas del vecino país del Perú, presidido entonces por el Mariscal José de la Mar, quien de tiempo atrás había mantenido actitud hostil hacia la Gan Colombia al fomentar una rebelión contra las fuerzas colombianas que estaban en Bolivia al mando del Mariscal Sucre; se había negado a pagar la deuda contraída por la guerra de independencia y no quería demarcar la frontera entre los dos estados, siguiendo la división política de los antiguos virreinatos de la Nueva Granada y del Perú, lo cual implicaba la anexión a la Gran Colombia de las provincias norteñas de Jaén y Maynas.
 
La batalla naval de Malpelo
Así los hechos, el presidente José de la Mar ordenó el zarpe de la escuadra naval, al mando del Almirante Jorge Martín Guise, para iniciar de inmediato una campaña marítima contra las fuerzas de la Gran Colombia. La flota peruana, estaba compuesta por 16 buques de guerra y transporte, entre ellos las fragatas "Presidente" y "Monteagudo", las corbetas "Libertad" e "Independencia" y los bergantines "Congreso", "Primero de Febrero", "Arequipeña" y "Peruviana" que ejecutaron una acelerada y efectiva campaña naval. El primer combate de esta guerra entre La Gran Colombia y el Perú, fue la batalla naval de Malpelo. El 2 de julio de 1828, la corbeta peruana "Libertad" -construida en los Estados Unidos- que estaba armada con 24 cañones y tenía una tripulación de 124 hombres, navegó hacia Guayaquil con órdenes de cruzar el Golfo y guardar la entrada al río del mismo nombre. El 31 de agosto de 1828, la "Libertad", bajo el mando del capitán de fragata Carlos García del Portal, fue interceptada por los buques de guerra gran colombianos "La Guayaquileña", armada con doce cañones de 12-libras y la "Pichincha", armada con dieciocho cañones de doce y ocho libras, al mando del capitán inglés, al servicio de la Gran Colombia, Tomas C. Wright.
 
Una pintura describe la batalla naval de Malpelo, donde aparece
la corbeta peruana "Libertad", que se enfrenta a los buques
grancolombianos  "Guayaquileña" y "Pichincha".
 
Se desató entonces un encarnizado combate donde la corbeta peruana "Libertad" apoyada por los bergantines, casi abordan la "Guayaquileña" y averiaron la "Pichincha"; entonces las unidades grancolombianas  se vieron forzadas a retirarse hacia Guayaquil, perseguidas por las fuerzas peruanas. Los peruanos tuvieron 18 muertos y 8 heridos y  los colombianos  34 muertos y 36 heridos.
 
Guayaquil  ocupada  por los peruanos
Así las cosas, el 22 de noviembre, la armada peruana se acercó al puerto de Guayaquil defendido por el castillo de Cruces y los bergantines "Guayaquileña" y "Adela" más cinco naves dotadas con cañones de 24-libras. A una distancia prudente de Cruces, el Almirante Guise, a bordo su buque insignia "Presidente", que era una fragata con una tripulación de 259 hombres y armada con 52 cañones, dispuso a la flota en formación de ataque. En pocas horas las fuerzas peruanas ocuparon el castillo de Cruces, pero aquello no significó el fin de la batalla, porque la resistencia de los grancolombianos se prolongó dos días más. El fuego de la artillería produjo la muerte del Almirante Guise y el mando recayó en su lugarteniente, el teniente coronel José Boterin. Aquella fue una  acción cara a los peruanos, porque no sólo perdieron a su comandante, sino también a doce tripulantes, pero las bajas colombianas fueron mayores. Durante la batalla, la flota peruana disparó más de 3.000 tiros. La fragata "Presidente" recibió el impacto de 89 cañonazos, mientras que la "Libertad" recibió 23. El primero de febrero de 1829, después de más de dos meses de bloqueo, las fuerzas peruanas ocuparon Guayaquil y se apoderaron de las naves grancolombianas.
 
La batalla naval de Cruces, en el puerto de Guayaquil
 
La polìtica y la guerra
 Es importante anotar que mientras la guerra se desarrollaba en las costas del Departamento del Ecuador, en Bogotá, la capital de La Gran Colombia, los hechos políticos generados en la Convención de Ocaña (instalada el 9 de abril de 1828 y clusurada el 10 de junio, por el retiro inesperado de veinte convencionistas), ocupaban la atención y la prioridad del gobierno. El 27 de agosto de 1828, por medio de un decreto Simón Bolívar destituye al General Santander de la Vicepresidencia; el 25 de septiembre, en horas de la noche, se atenta contra la vida del Libertador en el Palacio de San Carlos y el 2 de octubre se fusila al General de División José Prudencio Padilla, héroe de la Batalla de Maracaibo. 
 
A comienzos de 1829, el Libertador Simón Bolívar, lanzó soberbia proclama contra el Perú, denunció ante el mundo  las acciones de los militares peruanos y tomó la resolución firme de de continuar la guerra  hasta obligarlos a aceptar y cumplir las condiciones de una paz sólida y efectiva. En cumplimiento de aquel firme propósito, el Mariscal Antonio José de Sucre derrotó al ejército peruano en las batallas terrestres de Saraguro y Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829). La paz se logró después que se firmó el Tratado de Guayaquil, el 22 de septiembre de 1829. El artículo XIII del referido tratado señalaba que el Perú debía devolver todos los buques de guerra y naves capturadas a la Gran Colombia durante la campaña marítima.
 
Pocos meses después, durante una convención celebrada el 30 de enero de 1830, Simón Bolívar renunció al cargo de Presidente de la Gran Colombia y nombró a José Domingo Caicedo como sucesor. Los departamentos de Venezuela (23 de noviembre de 1929)  y Ecuador (14 de mayo de 1830), miembros de La Gran Colombia se separaron y se declararon repúblicas independientes.  La Gran Colombia dejó de existir y Simón Bolívar el diciembre 17 de 1830 falleció en las cercanías de Santa Marta. 

Fuentes consultadas:
"Bolívar" de Indalecio Lievano Aguirre
"La guerra con la Gran Colombia"  de Juán del Campo
"El Libertador- Presidente" de R. Botero Saldarriaga

A los marinos de Colombia se dedican los resúmenes, las  crónicas y las biografías de aquellos que combatieron por todas las causas, navegando cargados de ilusiones y tiñendo el mar con su sangre.  Los PAÑOLES DE LA HISTORIA, son un  homenaje al pasado que como el mar, es infinito e inescrutable, pretendiendo rememorar la historia, convirtiendo la pluma en espada, los argumentos en un cañón y la verdad en un acorazado.

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