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A finales de la segunda semana de guerra, un informe de la Wehrmacht anunciaba un primer éxito espectacular: el U-29, mandado por el teniente de navío Otto Schuhart, habían hundido el portaaviones inglés Courageous lanzándole dos torpedos. De pronto todo el mundo empezó a hablar de los submarinos. Al tiempo, el jefe de la flota submarina (F.d.U.), Karl Dónitz, trabajaba en un plan que, poco más tarde, convertiría el interés creciente por los submarinos en verdadero entusiasmo y que transformaría a Günther Prien en el primer héroe de la segunda Guerra Mundial.
Si se llegó a hablar del segundo peligro, desde luego mayor que el primero, es algo que no ha trascendido. Pero este segundo obstáculo era más que conocido para la mayor parte de los comandantes de submarinos alemanes. Y lo era por propia y amarga experiencia. Cajus Bekker, autor del libro «Verdammte See» («Océano infernal»), dice en el titular de un capitulo: «Los torpedos alemanes no servían para nada».
Hay que suponer que también Prien conocía de sobra esta particularidad. Él mismo llamaría después a este arma «fusiles de madera», una expresión que en él parecía ir envuelta en una especie de resignación macabra. A ciertos torpedos les fallaba el mecanismo de dirección; a otros, el percutor de la espoleta, por lo que llegaban al objetivo pero no estallaban; otros aún, dotados de un resorte magnético, hacían explosión mucho antes de llegar al objetivo.
Preparado para lo peor
Prien preparó la misión con plena conciencia de lo que significaba. Aparte de su propia vida, también se ponía en peligro la de otros 45 hombres. Únicamente él conocía el objetivo, el cúmulo inmenso de peligros que les aguardaban, el mínimo de posibilidades de sobrevivir a la acción. Sólo cuando se encontraba cerca de Scapa Flow, en la noche del 12 al 13 de octubre de 1939, la tripulación tuvo la noticia del punto de destino. Envuelto en las sombras de la noche, el U 47 consiguió lo que parecía imposible: penetrar en la boca del lobo. Los británicos se sentían tan seguros en su bahía que ni siquiera tenían en servicio lanchas patrulleras. El U-47 de Prien no tuvo más que navegar lentamente sobre la superficie de las aguas, hacia Scapa Flow. En ese momento eran las 0,58 horas.
De lo que sucedió en la media hora siguiente informa el propio Prien en su libro «Mi camino hacia Scapa Flow», que apareció en 1940. Podría pensarse que el comandante conocía perfectamente lo que había ocurrido, pero la realidad es muy otra.
Según cuenta Günther Prien, fueron disparados dos torpedos, de los cuales uno alcanzó el buque de línea HMS Repulse, dañándolo seriamente, y el otro destruyó el HMS Royal Oak de 29.150 toneladas. Lo que no pudo ver Prien fue que el navío dañado no era el HMS Repulse, sino el buque de apoyo de aviones HMS Pegasus, que se encontraba mucho más lejos y en parte cubierto por el HMS Royal Oak. Pero lo que sí conocía con precisión, y falseó después en su relato, era el número de los torpedos lanzados. Desde luego fueron más de dos. En años sucesivos, cuando ya no obligaba el secreto, afloró la verdad. Entonces se supo que el teniente de navío Prien tenía los nervios de acero.
Según parece, se dispararon cuatro torpedos contra el HMS Royal Oak en el primer ataque, que tuvo lugar a las 0,58 horas. Pero solamente tres salieron de los tubos lanzatorpedos, mientras el cuarto quedó alojado en él.
«Éste ya tiene lo suyo»
Por lo menos dos de los tres proyectiles lanzados no alcanzaron el enorme e inmóvil buque de línea, a pesar de haberlos disparado un hombre con experiencia como el oficial Endrass. En el submarino se percibió una explosión, relativamente atenuada. Los hombres que ya antes habían tratado al teniente de navío Prien excluyen que éste pudiera interpretar aquella detonación como si el torpedo hubiese alcanzado al buque situado detrás del HMS Royal Oak, interpretación que tampoco haría suya Endrass. A pesar de todo comentaría el «Ghost-writer» (censor) de Prien al oficial que había hecho el disparo: «Éste ya tiene lo suyo».
El comandante del submarino contaba con una experiencia, sumamente dramática, en materia de «fusiles de madera». Pero decidió insistir. No había aceptado el riesgo de la misión para entrar tan sólo en el puerto de la flota británica. Ordenó que prepararan el torpedo de popa, el submarino viró 180 grados y volvió a disparar. Pero el único torpedo de popa desapareció silenciosamente. No se oyó detonación alguna. La tripulación se sumió en una especie de furor apenas ahogado y una profunda desesperación. Lo habían arriesgado todo, cautiverio, salud y vida, habían conseguido dominar el miedo, la añoranza de sus familias, habían mantenido tensos los nervios hasta desgarrarlos... Y ahora se encontraban con que, de cinco torpedos, cuatro no habían alcanzado el objetivo y otro ni siquiera se había movido del tubo lanzatorpedos. Y todo esto en medio de un puerto militar enemigo del que resultaría aún más difícil salir que entrar.
En esta situación, Prien ordenó todavía que se dispusiesen otros dos torpedos. La maniobra se realizó mientras el submarino emergía envuelto en la pálida luz del norte que iluminaba con claridad crepuscular Scapa Flow. A la 1,22, exactamente media hora después de la primera andanada fallida, los dos torpedos de reserva estaban listos para el disparo. El U-47 adoptó la posición adecuada para hacer fuego. Segundos después un doble impacto hendía el casco del buque de línea HMS Royal Oak y 833 marineros ingleses se hundieron con él.
Por su parte, el U-47 logró salir a duras penas de Scapa Flow. Al día siguiente Prien y su tripulación, cuando se encontraban de regreso hacia puerto alemán, oyeron una noticia a través de la Emisora de Alemania: «En la bahía de Scapa Flow, el buque de línea inglés HMS Royal Oak ha sido torpedeado por un submarino alemán y se ha hundido. Según informaciones inglesas, el submarino atacante también ha encontrado el mismo final».
Prien debe callar
Pocos días después Hitler recibía en Berlín a la tripulación del submarino. Günther Prien se convirtió en el primer oficial de Marina condecorado con la Cruz de Caballero. La segunda Guerra tenía ya su primer héroe naval. Nadie podía barruntar que el héroe había abusado peligrosamente de un arma tan imperfecta como aquellos torpedos, y si alguien cayó en la cuenta prefirió mantener silencio. Hablar de ello era casi tan peligroso como hacerse a la mar con esos torpedos, cuyo funcionamiento dependía en mayor o menor medida, de la casualidad.
Prien con los oficiales del U-47
Durante el primer mes de la guerra, sólo un par de semanas antes de la aventura de Günther Prien en Scapa Flow, el 12 y 14 de septiembre de 1939, la Marina alemana perdió los submarinos U-39 y U-27 al fallar sus torpedos. A finales de 1939, Dónitz reconocería: «Por lo menos un 30% de los torpedos no sirven para nada». Dónitz, por supuesto, había colocado el porcentaje muy por debajo de la realidad. En abril de 1940, al comienzo de la lucha contra Noruega, ordenó que se concentrasen 31 submarinos ante las costas de ese país, en previsión de un contraataque inglés. Prien también acudió con su U-47. En él se depositó una gran esperanza, fundada en su aureola como «toro de Scapa Flow». Disparó sus torpedos a una distancia mínima (750 m), desde la que prácticamente no podría errar el tiro. Pero de ocho disparos, siete resultaron fallidos.
El balance final de todos los efectivos submarinos fue tan deprimente como el conseguido por Prien: de 31 disparos en condiciones óptimas, ni uno solo logró su objetivo. Entretanto, la industria de armamento alemana trabajaba febrilmente para remediar los fallos observados. Con todo, los submarinos continuaban saliendo a alta mar, armador con los viejos torpedos y con otros nuevos, para combatir a los ingleses. También Günther Prien, ascendido ya a capitán de corbeta, se incorporó a la lucha. Comenzaba la etapa de las batallas contra los grandes convoyes, también llamada «de los lobos grises» Era une táctica para la lucha submarina en la que el ataque se producía en grupos («manadas de lobos») que asaltaban los convoyes. La nueva táctica obtuvo grandes éxitos pero a costa de elevadas pérdidas en las propias filas.
La muerte de Prien
A pesar de la táctica del ataque en «manada» se perfilaban ya los grandes ases del arma submarina: Kretschmer, Prien y Schepke. Los tres acabarían por sucumbir ante la defensa del radar inglés en un plazo de nueve días. El submarino de Kretschmer fue abordado el 17 de marzo de 1941, y tanto él como 39 marineros tuvieron que ser salvados por los ingleses. El mismo día tuvo un percance similar Schepke: seis hombres lograron salvarse en una lancha; entre ellos no se encontraba el comandante, por lo que se supuso que se había hundido con su nave. En esos momentos Günther Prien llevaba ya perdido varios días. En la noche del 7 de marzo estableció contacto con un convoy y dispuso el ataque, pero perdió la pista. En la tarde siguiente volvió a localizarlo. Cuando se preparaba para hacer fuego su submarino fue divisado por un destructor, que trató de abordarlo. Prien no tuvo más remedio que huir.
Tras cinco horas de persecución, con lanzamiento de cargas de profundidad, hubo de volver a la superficie con toda rapidez, al comprobar que había sido alcanzado el submarino. Al intentar emerger Prien observó que el destructor le esperaba y no le quedó otro camino que regresar a las profundidades, al tiempo que se repetía el lanzamiento de cargas explosivas. El capitán de corbeta Günther Prien, sus hombres y el submarino U-47 jamás volverían a la superficie. Dos meses y medio después, el 23 de mayo de 1941, en un informe de la Wehrmacht se decía: «El submarino mandado por el capitán de corbeta Günther Prien no ha regresado de su última expedición contra el enemigo. En consecuencia hay que contar con la pérdida de este submarino. El capitán de corbeta Günther Prien, héroe de Scapa Flow, distinguido por el Führer, en reconocimiento de sus méritos, con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, y su valiente dotación, permanecerán vivos en el corazón de todos los alemanes».
Hitler condecora con la Cruz de Caballero al primer héroe de la Segunda Guerra Mundial
Respecto al hundimiento del U-47 hay dos versiones; una (la que se acepta como hecho histórico) que el destructor británico HMS Wolverine lo hundió con cargas de profundidad y la otra, que el destructor británico HMS Wolverine en realidad estuvo atacando al submarino UA de Eckermann, que debió retirarse con daños serios. Se especula, que el submarino de Prien fue alcanzado por uno de sus propios torpedos el cual navegaba en círculos. Dos submarinos estadounidenses sufrieron ese mismo tipo de percance, en el Pacífico. De cualquier forma, el día 7 u 8 de marzo de 1941, el U-47 se hundió con Prien y sus 45 tripulantes.
Investigación y resumen escrito por Enfermero Pinto