Instructivo virtual de CYBER-CORREDERA para fortalecer
la cultura naval
Producción y selección de Jorge Serpa
Erazo
Vicepresidente del Consejo de Historia
Naval
El GALEON SAN JOSÉ Y LA
BATALLA BARÚ
Por Santiago Gómez
Los últimos galeones
Construido
con las especificaciones de Francisco Antonio Garrote por Pedro de Aróstegui en
los astilleros de Mapil, Usurbil, cerca de San Sebastián, aunque en un principio
pensó en construirlos en los astilleros de Basanoaga de Rentería. En 1696 firmó
un contrato con la
Corona para la fabricación de dos buques gemelos de 1.200
toneladas, la capitana y almiranta de la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias, conocida como
Armada de Avería, que serían llamados San José y San Joaquín.
Pedro de Aróstegui subcontrató al asentista Miguel de Echebeste para la
fabricación del San José.
Comenzaron
a construirse en 1697, año de la muerte de Pedro, siendo acabados en 1698 y
entregados por su hijo Pedro Francisco de Aróstegui al año siguiente. Disponían
de dos cubiertas y castillo y portas para setenta cañones, aunque nunca llegó a
embarcarlos, contando en su salida para América con 26 cañones de
18
libras, 26 de 10 libras y 8 ó 10 cañones de seis
libras. Sus medidas les daban una eslora de 71 codos, 22 de manga y 10 de puntal
en la bodega (el resto de sus medidas se pueden consultar en A. G. I.,
Indiferente, folio 578-81v).
La guerra de Sucesión
Desde
su entrega en 1699 hizo la travesía de Pasajes a Cádiz con su gemelo San
Joaquín para alistarse en su viaje de escolta con la flota de Galeones a
Tierra Firme. La guerra de Sucesión en la que España estaba inmersa fue
retrasando año tras año este viaje haciendo que los gastos se disparasen. Los
víveres embarcados en 1701 y años sucesivos tuvieron que ser arrojados al mar al
estar podridos. Lo mismo ocurría con las tripulaciones, que tenían que ser
licenciadas y vueltas a embarcar en las varias ocasiones en que la flota tuvo
órdenes de zarpar; marzo 1700, enero 1701, mayo 1702, septiembre 1703, marzo
1704, febrero 1705 y febrero de 1706. Durante estos años hubo de dejar una
mínima tripulación para el mantenimiento y vigilancia de los
buques.
A
finales de agosto de 1702 la flota se vio inmersa en un ataque inglés a Cádiz,
atacada por la escuadra del almirante sir George Rooke, siendo el general José
Fernández de Santillán, comandante de la Armada de Avería, el encargado de la
defensa de la bahía y ciudad de Cádiz, auxiliado en el mar por las galeras del
conde de Fernán Núñez. Rooke y sus fuerzas de desembarco, al mando del general
duque de Ormond, son rechazados, siendo el anciano general español nombrado en
1704 conde de Casa Alegre por el rey Felipe V, donde se habían distinguido sus
galeones en el fuerte de Matagorda. Rechazado en Cádiz partió Rooke al norte el
30 de septiembre para regresar a Inglaterra, donde en la costa portuguesa recibe
información de la llegada a Vigo de los buques españoles de América, capturando
así la Flota de
Nueva España de Manuel de Velasco, que se había refugiado en Vigo. En Rota y
Santa María los ingleses saquearon casas y haciendas, quemando varios de los
mercantes listos para zarpar con la Flota de Galeones de José Fernández de
Santillán.
Tras
la pérdida de Gibraltar hubo un intento del recuperarla a cargo del barón de
Pointis que disponía de 13 navíos. Zarparon de Cádiz con los galeones del conde
de Casa Alegre, pero la escuadra de Pointis, que ya había comenzado el bloqueo
de Gibraltar, rehusó enfrentarse el 21 de marzo de 1705 con la inglesa del
vicealmirante John Leake, que había llegado para abastecer la plaza, pero son
perseguidos y capturados cerca de Punta Cabrita los navíos franceses
Ardent, Marquis y Arrogant, siendo quemados para evitar su
captura el Magnanime y el Lyx.
La Flota de Galeones de 1706
Por
fin, después de una espera de siete años, la Flota de Galeones de Tierra Firme zarpa
de Cádiz el 10 de marzo de 1706. Estaba compuesta por 10 mercantes con la
escolta del San José (capitana), insignia del general José Fernández de
Santillán conde de Casa Alegre, el San Joaquín (almiranta), que estaba a
cargo del almirante Miguel Agustín de Villanueva, el patache
Santa Cruz (gobierno),
navío mercante armado con 44 cañones, tripulado por 300 hombres y puesto al
mando de Nicolás de la
Rosa, conde de Vega Florida (vicealmirante lo nombra alguna
fuente inglesa). La travesía del Atlántico se hizo en unión de la Flota de Nueva España de 13
mercantes y tres de guerra a cargo de Diego Fernández de Santillán, sobrino del
conde de Casa Alegre, que izaba su insignia en la capitana, navío Nuestra
Señora de Guadalupe, de la
Armada de Barlovento.
Llegaron
sin contratiempos a Cartagena de Indias el 27 de abril (según Pérez-Mallaina
llegaron el 19 de abril y tardaron 41 días). Poco después llega a Cartagena la
escuadra del francés Jean Duchase que escolta a la Flota de Diego Fernández hasta
Veracruz. Con la flota llegó el nuevo virrey del Perú D. Manuel de Oms de Santa
Pau y Semanat, marqués de Castell dos Rius.
Mientras
tanto, la flota de Casa Alegre permanece en Cartagena de Indias esperando que el
virrey de Perú organizara la
Feria de Portobelo, como siempre se hacía a la llegada de la
flota de Tierra Firme. A causa del contrabando, sobre todo francés, los
comerciantes del virreinato no estaban entusiasmados con la llegada de unos
géneros mucho más caros. Todavía no había comenzado a llegar el Navío de permiso
inglés que agravaría la situación a partir de 1713. Era muy necesaria la venta
de las mercancías para la
Corona, sobre todo para propiciar el regreso de la flota con
los caudales que tanto necesitaba, aparte los gastos que ocasionaba el
mantenimiento de los buques y tripulaciones.
Por
las presiones del Rey se logra que zarpe de El Callao el 19 de diciembre de 1707
los comerciantes limeños para desembarcar en Panamá, mientras la flota de Casa
Alegre zarpa de Cartagena de Indias el 2 de febrero de 1708 y llega a Portobelo
el día 10 para organizar la feria, que no termina de arrancar por una serie de
contratiempos y desavenencias entre los comerciantes y el general. Entraba en
juego la picaresca para defraudar a la Hacienda Real, algo tan común
que era norma.
La
feria concluye en abril-mayo de 1708 y Casa Alegre se dispone a zarpar de
Portobelo a Cartagena, donde debía reparar las naves antes de dirigirse a
La Habana.
Llevaban embarcados 22 millones de monedas de a ocho escudos;
el San José se cree que iba cargado con entre 7 a 11 millones de monedas de
ocho escudos en oro y plata, valorados en 105 millones de reales de la época,
entre 2.000 y 5.000 millones de dólares actuales. Aparte de esta carga llevaban
otras mercancías y unos 600 pasajeros y tripulantes, que los hacían poco aptos
para el combate naval si debían enfrentarse a navíos ingleses, como así sucedió
más adelante.
Galeones de principios de siglo XVIII
La
escuadra inglesa de Wager
Con
base en Jamaica se encontraba la escuadra del comodoro Charles Wager que conocía
la presencia de la flota de Casa Alegre. Desde el 6 de abril de 1708 estaba
patrullando esta escuadra entre las islas del Rosario y los bajos de Salmedina
para asaltar a los buques españoles y hacerse con el tesoro. Esta escuadra
estaba compuesta por las siguientes unidades:
Navío
Expedition
|
74
cañones
|
Comodoro
Charles Wager
Capitán Henry Long
|
“
Kingston
|
60
“
|
Capitán
Simon (Timothy) Bridge
|
“
Pórtland
|
50
“
|
Capitán
Edward Windsor
|
Brulote
Vulture
|
8
“
|
Capitán
B. Crooke
|
En
abril de 1708 la escuadra fondea en la isla de Pequeña Barú, hoy isla El
Rosario. Impunemente mandan a tierra botes para reponer agua y alimentos,
conociendo la situación José de Zúñiga, gobernador de Cartagena, que incluso
manda embarcaciones a Portobelo para informar al general de la flota española
sobre la situación y movimientos de la escuadra inglesa.
La flota española y su “imprudente” estrategia
Varios
factores hicieron zarpar a José Fernández de Santillán de Portobelo el 28 de
mayo de 1708 con rumbo a Cartagena, conociendo las intenciones inglesas. Se
acercaba el tiempo de los huracanes en el Caribe y debía precipitar su salida
hacia Cartagena y después La
Habana para regresar a España. Desde La Habana estaba previsto que la escuadra
francesa de Ducasse les daría escolta y era posible que si se retrasara esta
escuadra partiría sin él. La
Flota española estaba compuesta por once mercantes, algunos
artillados, y una escolta reforzada por dos fragatas francesas llegadas a
Portobelo desde Cartagena, contando con las siguientes unidades:
Galeón
San José
|
64
cañones
|
General
José Fernández Santillán
|
“ San
Joaquín
|
64
“
|
Alm.
Miguel Agustín Villanueva
|
Navío
Santa Cruz (mercante)
|
44
“
|
Capitán
Nicolás de la Rosa
|
Urca
Ntra. Sra. de la
Concepción
|
40
“
|
Capitán
José Francis
|
Patache
Ntra. Sra. del carmen
|
24
“
|
Capitán
Araoz
|
Fragata
Le Mieta (francesa)
|
34
“
|
|
“ Saint Sprit
(francesa)
|
32
“
|
|
Con
estas fuerzas, además del aviso vizcaíno San José y Ntra. Sra. de las
Mercedes, estaba confiado en derrotar a los ingleses, a pesar de contar los
buques españoles con cañones de menor calibre y alcance y estar abarrotados de
mercancías y pasajeros.
Un
plan que hubiera sido factible para los españoles era invernar bajo la
protección de Portobelo, estando los ingleses obligados a hacer lo mismo en
aguas infestadas de mosquitos, mientras las enfermedades, fiebre amarilla,
paludismo, diezmarían sus tripulaciones, haciendo entonces posible un ataque
exitoso de los españoles. Otra opción hubiera sido navegar directamente hasta
La Habana,
aunque el San José necesitaba reparaciones urgentes pues hacía bastante
agua, y entraba en lo posible su naufragio antes de llegar al puerto cubano.
La batalla de Barú (8-9 de junio de 1708)
Casa
Alegre optó por zarpar con rumbo a Cartagena de Indias. El 7 de junio avistaron
las islas de San Bernardo y navegaban con viento favorable. A pesar de haber
luna llena el general ordenó anclar la flota ante el peligro de encallar en los
bajos de la isla del Rosario. Al amanecer del día siguiente reanuda la travesía,
estando al mediodía a la altura de la isla del Rosario, a la vista de la bahía
de Cartagena, a unas veinte leguas.
La
escuadra enemiga estaba ya a la vista y Wager, que estaba continuamente
informado de los movimientos de la escuadra española, comienza a moverse hacia
el enemigo. Había una ligera lluvia y un viento suave, que de pronto desaparece,
haciendo casi imposible navegar. Como en tantas otras ocasiones, la suerte
favorece al inglés.
A
las tres de la tarde comenzó una suave brisa que coloca a cada buque en su
puesto de combate. El San José estaba en el centro de la formación, con
la fragata francesa Saint Sprit y la urca Concepción a su proa. A
popa del galeón de Casa Alegre estaban situados el patache Carmen, el
aviso vizcaíno y la otra fragata francesa, cerrando la formación a retaguardia
el galeón San Joaquín. Los mercantes se colocaron a sotavento de la
escuadra, mientras el Santa Cruz de Nicolás de la Rosa, conde de Vega Florida se sitúa en
vanguardia.
Equivocadamente,
como se verá más adelante, el comodoro inglés supone que el tesoro va embarcado
en los tres buques más grandes y hacia ellos dirige el ataque con sus tres
navíos. El primero en abrir fuego fue el Kingston contra el San
Joaquín alrededor de las cinco de la tarde, rompiendo la verga del palo
mayor, y así se fueron abriendo camino los ingleses, mientras el San
Joaquín fue perdiendo velocidad, pero pudo salir airoso con la estimable
ayuda de la urca Concepción.
Batalla De Barú. Combate del galeón “San José”.
El
navío Expedition fue directo en busca del San José, abriéndose
paso a cañonazos hasta encontrarse a unos trescientos metros de distancia que le
lanza la primera andanada, a los que responde el San José por su costado
de estribor. Con intenciones claras de abordaje el inglés dispara al velamen y
timón mientras se acerca. Casa Alegre ordena virar para zafarse del castigo pero
no lo consigue. Con muy poca puntería por parte del San José, los dos
navíos se acercan hasta los 60 metros y el Expedition se
prepara para el abordaje, cuando a las siete y media de la tarde, ya de noche,
el San José estalla en mil pedazos, dañando también al Expedition
y a su asombrada tripulación, que veían cómo se esf
umada un lujoso botín. Su hundimiento fue muy rápido, salvándose
sólo once marineros y pasajeros de las 600
personas embarcadas, cinco señala Fernández Duro, que son recogidos por un bote
inglés. Justo Zaragoza da la cifra de 578 personas
ahogadas.
Perdido
el tesoro de la capitana, Wager fue en busca de otra presa. A las dos de la
madrugada se enfrentó a otro buque que creía que era el San Joaquín, pero
se trataba del Santa Cruz, que pidió cuartel a las cuatro, cuando
llegaron al combate los otros dos navíos ingleses una hora antes y entre los
tres buques lo dejaron a punto de hundirse. El capitán Long y algunos marineros
se hicieron cargo de la presa en el que no encontraron ningún fabuloso tesoro,
si acaso el dinero de los 300 particulares y tripulantes que viajaban a bordo.
En la captura del buque español los ingleses manifestaron haber perdido 14
hombres y 90 el Santa Cruz.
Después
de primer encuentro del galeón San Joaquín, se retiró a reparar los daños
sufridos en jarcia y velas. A las tres de la madrugada navegó en dirección al
combate anterior, hallándose sólo al amanecer del 9 de junio. Lo localizan los
navíos Kingston y Portland. El Expedition no puede iniciar
su persecución al encontrarse muy dañado en la arboladura, ordenando Wager a los
dos navíos capturar al San Joaquín, algo que no lograron, a pesar de
conseguir cañonearle sobre las dos de la tarde del día 10 de junio a la entrada
de Cartagena, en los bajos de de Salmedina. Villanueva responde a la amenaza
desarbolando parcialmente a uno de los navíos y consigue ponerse a salvo a la
altura del fuerte de Bocachica, donde los ingleses no se atreven a
seguirle.
Los
mercantes se salvaron de la destrucción, entrando en Cartagena ante la
indiferencia de los ingleses. El resto de los buques fueron entrando en
Cartagena. La fragata francesa Saint Sprit, que se encontrada a estribor
por la proa del San José, descargó sus baterías contra el
Expedition al principio del combate, asistida por la urca
Concepción. Sabiendo que poco puede hacer contra los navíos enemigos se
retira a Cartagena, seguida por la fragata Le Mieta y algunos
mercantes.
Después
de la explosión de la capitana, la urca Concepción y el patache
Carmen navegaron al suroeste y después al este parea refugiarse en aguas
poco profundas. Al día siguiente, 9 de junio, el patache del capitán Araoz
navega hacia Cartagena por el canal de Barú, lo que no puede hacer la urca por
su mayor calado, que lo intenta al día siguiente por la isla El Rosario sin
mucho éxito por la falta de viento, obligando al capitán José Francis a
refugiarse en las costas de Barú. La tripulación encalla la nave ante la
presencia de los navíos ingleses que acudieron por el aviso dado por un mercante
sueco. A la vista de los ingleses la tripulación incendia la
urca.
El
19 de junio Charles Wager se retira a Jamaica con la presa, dejando a los dos
navíos y al brulote Vulture en las inmediaciones de Cartagena para evitar
que los españoles escaparan.
Consecuencias. Captura del San
Joaquín
Para
los ingleses fue un fracaso, ya que su verdadero objetivo no se había cumplido.
Los capitanes Bridge y Windson fueron expulsados de la Marina inglesa por su pobre
comportamiento en la persecución del San Joaquín. En contrapartida,
Charles Wager es ascendido a contralmirante el 2 de diciembre de
1708.
En
el bando español, el almirante Villanueva arremetió contra varios capitanes de
la Flota, que le
obligó a refugiarse en un convento ante el temor de ser asesinado. Los
consejeros franceses del rey aprovecharon para convencerle que sólo en los
buques franceses se podía confiar para traer los caudales salvados por
Villanueva, teniendo que esperar hasta tres años hasta que llegaron los buques
de guerra del jefe de escuadra Jean Ducasse a finales de mayo de
1711.
El 3
de agosto de 1711 zarpa de Cartagena de Indias la Flota del tesoro para su regreso a
España, contando con las siguientes unidades de escolta:
Galeón
San Joaquín
|
64
cañones
|
Almirante
Miguel Agustín Villanueva
|
Navío
Saint-Michel
|
70
“
|
Jefe
de escuadra Jean Duchase
|
“
Hercule
|
60
“
|
Capitán
Proglie.
|
Fragata
Griffon
|
44
“
|
Capitán
Turroble.
|
Ducasse
había dejado a la fragata Gallarde de Nantes en Cartagena de Indias para
su defensa. Al día siguiente de la partida un fuerte temporal dispersa la flota.
El francés Ducasse con sus navíos y la mayor parte de la flota regresa a
Cartagena de Indias, sin dar aviso almirante Villanueva de sus intenciones. El
día 7 de agosto el galeón San Joaquín se encuentra con la única compañía
de un patache y avista una escuadra, que cree son los buques de Ducasse. Se
trataba de la escuadra del comodoro inglés Littleton, que había zarpado de Port
Royal el 26 de julio, con las unidades siguientes:
Navío
Salisbury
|
50
cañones
|
Capitán
Francis Hozier
|
“ Salisbury
Prize
|
50
“
|
Capitán
Robert Harland
|
“
Jersey
|
60
“
|
Capitán
Edward Vernon
|
“
Newcastle
|
50
“
|
Capitán
Sampson Bourne
|
“
Weymouth
|
50
“
|
Capitán
Richard Lestock
|
“
Anglesay
|
50
“
|
Capitán
Thomas Legge
|
Fragata
Fowey
|
40
“
|
Capitán
Robert Cahdwick
|
Cuando
Villanueva se da cuenta del error es demasiado tarde y decide enfrentarse a los
ingleses. El San Joaquín se rindió ante enemigo tan abrumador, pero antes
tuvo que morir Villanueva por una bala de mosquete. Tal y como se desarrollaron
los hechos parece que el San Joaquín fue un señuelo preparado para salvar
el tesoro. Antes de la partida, y por orden del rey Felipe V, el tesoro es
trasladado del galeón de Villanueva a los buques franceses, un duro golpe para
el orgulloso almirante. A los tres días de lo ocurrido, Ducasse parte de
Cartagena y divide sus fuerzas hacia Port du Paix y a Martinica, para llegar
finalmente a España, siendo por ello colmado de honores.
Así
acaba la odisea de dos de los últimos galeones, hundido uno y capturado el otro,
muriendo sus dos comandantes, olvidados por el paso del tiempo.
Fuentes
- “Política naval
española en el Atlántico. 1700-1715”, Pablo Emilio Pérez-Mallaina
Bueno.
- “La arquitectura naval
entre 1660 y 1750. Aproximación a los aspectos tecnológicos y su reflejo en la
construcción en Guipúzcoa”, Cruz Apestegui.
- “La construcción naval
en Guipúzcoa. Siglos XVI-XVIII”, Lourdes Odriozola
Oyarbide.
- Archivo General de
Indias, Indiferente, 2740
- Página Web
es.geocities.com/santillán1708/
- “Armada española desde
la unión de los reinos de Castilla y Aragón”, Cesáreo Fernández Duro. Tomo VI.-
“Descripción de los tiempos de España”, Dionisio Alsedo y Herrera. Ediciones
Polifemo. Madrid, 2005.- “Piraterías y agresiones de los ingleses en
la América
española”, Justo Zaragoza.
- “El Galeón perdido.
¿Dónde está el San José?”, Jorge Bendeck Olivella.