Unidos por el mar y exhaustos por el último poste |
No 54 Noviembre / 2004 |
Informativo virtual para integrar la familia naval colombiana |
Los amigos civiles lo llaman “El Capi” Ospina y
muchos lo confunden con Francisco Ospina Navia, un lobo marino muy querido por
civiles y navales, proveniente de Cali,
compañero de curso por los primeros dos años en la Armada. Alberto Ospina
Taborda es de Titiribí, Antioquia, de padres también Antioqueños, Adán Ospina y
María Dolores
Taborda.- Nos cuenta que la familia Ospina está muy regada por el país, con tres
ramas principales, una en Antioquia, otra en Cali y otra en la región de
Cundinamarca. Los Taborda, muy antioqueños, pero el "Capi" Ospina dice que
encontró en un viaje al oriente el posible ancestro de donde pudo venir su
segundo apellido: el monte Tabor en Israel. Tuvo cuatro hermanos, dos hombres y
dos mujeres, de los cuales solo sobreviven uno y uno: Pedro Nel, en Cartagena, y
Angélica, en Cali.
De Titiribí, siguiendo los pasos de su familia trashumante por Caldas y el Valle, llegó solo a Bogotá, desde donde emprendió su camino hacia el mar. Dice que como su familia era de escasos recursos y no le podían costear la universidad, participó en un concurso para ingresar a la Escuela Naval de Cartagena (que descubrió por casualidad en los periódicos), teniendo la doble oportunidad de perseguir el sueño marino de muchos colombianos y proseguir sus estudios de educación superior a un costo accesible. Obtuvo el primer puesto en el concurso y consiguió que la Armada Nacional lo enviara en comisión de estudios a la Escuela Naval, con el grado y el sueldo de suboficial naval. Semejante “chanfaina” no era despreciable y el Capi Ospina se encargó de conservarla, manteniendo ese primer puesto a lo largo de su carrera, hasta su retiro en junio de 1965.
LOS TIEMPOS DE ESCUELA NAVAL.
Cuéntenos de su llegada a la Escuela en 1946 y de su Glorioso Contingente Diez.
Ingresé a la Escuela Naval de Cadetes porque me atraía la carrera naval y ese sueño se complementó con la posibilidad de ganarme un concurso de selección, en compañía de otros aspirantes; éramos 60; me gradué con once compañeros que luego se convirtieron en mis amigos y colegas de carrera, mis hermanos… como Guillermo Fonseca Truque, Héctor Calderón Salazar, “Napo”, Mario Clopatofsky, “El Ruso”, (quien falleció recientemente), Hugo Villabona, el “pescao” Grisales y demás integrantes de ese magnífico curso que fue catalogado como “extraordinario”. Sucedió que, por la necesidad de preparar oficiales navales en corto tiempo, nos pusieron a trabajar doblemente, nos aceleraron los estudios con dos cursos extraordinarios (cada uno de un año en seis meses). Fue así como en tres años y medio cursamos los programas de cinco, con lo cual logramos graduarnos al mismo tiempo con el contingente 9, del cual formaron parte Gabriel O´Byrne Pareja, Carlos Prieto Pabón, Jaime Torres Villarreal (“El grillo” ), “Tobita” Téllez, “Lord Popa” Restrepo y otros.
-En
qué consistió el triunvirato de la
FOC?
-Estaba integrado por Fonseca, Ospina y Calderón. Tuvo que ver con las novias, las que mas tarde se convirtieron en nuestras esposas: Elvira, Lola y Raquel, grupo que después se auto bautizó la REL. Fuimos un doble trío inseparable. Los tres de la FOC no solo compartíamos las labores académicas y marineras, las rutinas de a bordo, sino también las vacaciones, el disfrute de las salidas, de la música clásica, de las rumbas románticas, de las celebraciones… y hasta de vez en cuando nos encontrábamos en las llevadas a relación y el “plantón con remo”… Y claro finalmente, en la culminación de lo que tenía que suceder: la graduación y el matrimonio.
-Recuerda los castigos de la Escuela de entonces?
-Los castigos eran muy variados, y los tres mosqueteros de la FOC los conocimos casi todos, a pesar de que nos contaban entre los buenos cadetes. Desde las flexiones contra el piso, el plantón con doble remo al hombro, las vueltas al trote al edificio, hasta el más fuerte: el calabozo a pan y agua. En este último no nos acompañó Fonseca, quien quizás estaba castigado en la cofa del mástil de la Escuela por altanero con su Brigadier. Nosotros, “Napo” y yo, solamente nos habíamos echado una escapadita para un baile en el Club Popa, sin permiso; un compañero que estaba de “imaginaria” cumplió con el “deber” de reportarnos ante el Brigadier de Guardia… y ya se imaginarán lo que siguió. La experiencia fue dura, de ahí en adelante fuimos modelos en conducta, por lo cual el incidente no afectó nuestras carreras, Pero a ese “amigo” nunca más lo volvimos a olvidar.
También fue “corredero”?
Fue una experiencia muy linda haber contribuido en los primeros años de la famosa Corredera. Allí trabajé en compañía de Guillermo Fonseca, “Lord Popa” Restrepo y el “Gallo” Fernández. Fui Sub-Director y Jefe de Redacción.
LA CARRERA COMO OFICIAL NAVAL
-Y de la ceremonia de grado?
- La ceremonia de graduación se realizó en el muelle de la Base Naval el 11 de noviembre del año 49, nos graduamos 18 Tenientes de Corbeta (12 de nuestro contingente y seis del anterior). Nuestras novias fueron las madrinas; y quienes no las tenían en Cartagena ni las pudieron llevar, o simplemente no las tenían, echaron mano de las candidatas al reinado de belleza. De los doce graduados, solo dos llegaron al grado de Almirante. Fueron Héctor Calderón Salazar (uno de los tres de la FOC), quien además llegó a Comandante de la Armada Nacional y el Ruso Clopatofsky, quien lamentablemente se nos adelantó hace poco, de repente, en el crucero sin retorno.
Y, su experiencia en el mar?
Tuve alguna experiencia como oficial navegante en cruceros de entrenamiento y más tarde en el petrolero “Cabimas”, en el cual llevábamos combustibles a Buenaventura para el occidente colombiano, pero nunca me consideré un “lobo de mar”. Cuando por primera vez tuve el mando de un buque, un pequeño motovelero de entrenamiento (no recuerdo bien si se llamaba “La Atrevida”) fui rescatado milagrosamente por el teniente Fonseca Truque, mi otro compañero de la FOC, en las Islas del Rosario.
Como fue eso?
Para el entrenamiento de los cadetes, los oficiales que éramos instructores en la Escuela teníamos que salir a navegar cada semana en los fines de semana. Además de mi modesta destreza con las velas, el motovelero no era lo mejor de la flota para ceñir, es decir, para avanzar contra el viento, por lo cual en circunstancias de vientos adversos usábamos el motor para ayudarnos. En una de esas salidas con 24 cadetes, navegamos mar adentro sin ningún contratiempo. Pero al regresar rumbo a Cartagena se desató un fuerte viento de proa que no nos permitía avanzar. Prendimos el motor y a los pocos minutos se apagó. Sin poder evitarlo nos alejamos de la costa y nos fuimos derivando hacia las islas del Rosario, en donde de milagro porque no teníamos gobierno, quedamos “sembrados” en un banco de arena y allí pasamos la noche. Después de varias horas y de muchas maniobras infructuosas, pedimos auxilio a la Base y logramos salir al día siguiente, ignominiosamente remolcados por otra motonave al mando de mi compañero Guillermo Fonseca Truque.
Desde ese día mis aspiraciones como “Lobo de Mar” y Comodoro de la Flota las cambié por una posición más modesta pero más segura y agradable en la academia, seguí con mis clases de electrónica y comunicaciones, y me dediqué fervientemente a mejorar mi preparación y los programas de formación de oficiales navales, pensando en la marina del futuro.
Y qué siguió después en su carrera como oficial
naval?
- Ya había sido oficial de comunicaciones de la Base Naval, había comandado un curso de radio electrónica de seis meses para marineros en la Zona del Canal, y había completado un curso de mantenimiento electrónico en el Centro de Entrenamiento Naval de Great Lakes, Illinois. Ese viaje a Great Lakes estuvo a punto de envolatarme el matrimonio: Había conocido a mi esposa Lolita Bozzi cinco años atrás, en el baile de presentación de los reclutas navales en la sociedad cartagenera, y ya era tiempo de pensar en el matrimonio, pues las cartageneras no dan mucha tregua. Cuando en 1951, ya como Teniente de Fragata, me había comprometido, me presenté a un concurso para una comisión de estudios en Great Lakes y lo gané. El Capitán Juan Antonio Pizarro, Comandante de la Base, me dijo: Ya se ganó el concurso y la comisión. Ahora escoja, o beca o matrimonio, pero las dos cosas no. Si se casa, no se va. Tenía el no de la Armada y el sí de la novia; y además el compromiso matrimonial, con invitaciones cursadas. El honor naval me obligaba a cumplir mi palabra y tomar el riesgo de perder la comisión de estudios. Decidí casarme. La Armada, al parecer comprendió mi situación, porque no insistió en la negativa, me mantuvo la comisión, me mandó a estudiar… y a luna de miel. En 1952 obtuve el diploma en mantenimiento electrónico y nació mi primera hija.
El curso del centro de Great Lakes era de nivel técnico superior, pero no de nivel universitario; trabajábamos en mantenimiento de equipos electrónicos reales de comunicaciones y navegación. A él asistimos oficiales navales jóvenes de varios países de América Latina y de Asia. Al regresar me asignaron a la Escuela Naval, y fue cuando tuve la experiencia en el mar, relatada antes. Pero mis funciones principales fueron: oficial de servicios generales e instructor de electrónica y comunicaciones, hasta febrero de 1955.
LOS TRABAJOS Y LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO
- Conocimos de su comisión de estudios en Cambridge, Mass., para obtener un grado de “Master of Science” en ingeniería eléctrica, con especialización en electrónica. Cómo sirvieron a la Armada sus estudios de postgrado?
-Ya para mediados de los años 50s la Armada tenía planes para la modernización de su flota y de algunas Bases Navales. La idea de que los buques modernos, más que plataformas flotantes, eran conjuntos de sistemas complejos diseñados para la defensa y requerían personal muy preparado, ya era también un elemento de la doctrina naval. Entonces los mandos navales empezaron a pensar en la necesidad de formar oficiales con conocimientos de ingeniería eléctrica, mecánica, electrónica, de comunicaciones, de manejo de armas modernas, mediante cursos de postgrado en el exterior.
En 1954, la Armada abrió un concurso para adelantar estudios de postgrado en Ingeniería Naval, con especializaciones en electrónica, en construcción y en arquitectura naval, en el Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT, en Cambridge (USA); me presenté con otros compañeros. Fui seleccionado junto con Gerardo (el Gordo) Rodríguez y más tarde se nos unió Benjamín Alzate. Allí estuvimos tres años y medio hasta alcanzar el Gordo y yo los grados de maestría, en las especializaciones respectivas. Al regresar en 1958, siendo Teniente de Navío, fui nombrado Director de Comunicaciones Navales. Pero no me conformé con aplicar lo que sabía, o guardármelo para mi único beneficio. Incursioné en muchos campos, inclusive más allá del ámbito de la Armada misma.
Pero empecemos por la Armada: los oficiales navales de ese entonces, después de graduados como Tenientes de Corbeta, no éramos siquiera bachilleres, pues entrábamos de cuarto de bachillerato. Con el convencimiento íntimo de que la Armada necesitaba ingenieros en muchas áreas, además de navegantes, puesto que un buque tiene todas las necesidades logística y técnicas de una ciudad pequeña, y aún más porque es flotante y debe estar apto para el combate, fue necesario llevar este concepto a muchos niveles, a muchas partes, desde algunos de nuestros propios estamentos navales y militares, hasta varias instituciones civiles cuyo concurso era indispensable.
La Escuela como Universidad. El proyecto para elevar el nivel académico de la Escuela fue integral: Se rediseñaron programas de estudios que revolucionaron lo que hasta ese entonces se enseñaba en la Escuela. Se hicieron gestiones con el Ministerio de Educación, con el Fondo Universitario Nacional y la Asociación colombiana de universidades (Jaime Sanín Echeverri, el padre de Noemí, era su Presidente y mi gran amigo). El objetivo era que nos validaran y reconocieran nuestros programas. Alcanzamos primero la facultad de otorgar los diplomas de bachilleres a nuestros cadetes que solamente habían hecho hasta cuarto. Y se consiguió la aprobación de la ingeniería en la Escuela como de nivel universitario. Además, se organizaron los cursos de postgrado de los oficiales navales. Más tarde se crearon otras Facultades y se obtuvo el reconocimiento de la Escuela Naval como Universidad.
Reconozco que no trabajé solo, pues me fue posible formar un equipo con otros oficiales que también habían adelantado estudios de educación superior en el exterior, estaban motivados y fueron claves en el éxito del proyecto. Mi mayor satisfacción es haber diseñado un sistema que perduró y que fue mejorado por los que me sucedieron. Tuve que luchar contra la incomprensión de muchos de mis superiores. En algunos casos arriesgué mi carrera por defender la idea. Pero prevaleció el buen juicio y triunfamos. Uno de mis más grandes orgullos es tener en la sala de mi casa algunas placas de reconocimiento de esas labores, junto con los diplomas de bachiller y de Ingeniero Naval de la Escuela, obtenidos arrevesadamente después de haberme graduado como Master de MIT.
En el Ministerio de Comunicaciones y en
Inravisión.
La dedicación incesante a esas gestiones, la participación en sociedades de ingeniería, la experiencia en la dirección de comunicaciones navales, los contactos con universidades y autoridades académicas civiles, mis publicaciones sobre ciencia y técnica en algunos periódicos y revistas, mis inquietudes por el mejoramiento de la enseñanza de las ciencias en el país, quizás dieron a mi nombre alguna visibilidad por fuera de la marina.
Lo cierto es que algún día fui invitado por el Ministro de Comunicaciones (a quien no conocía) a su despacho, para proponerme que integrara una misión oficial de expertos en telecomunicaciones que debía representar a Colombia en una reunión en México, la cual se extendió a Cuba, para discutir con delegaciones de otros países y de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de Naciones Unidas, la posibilidad de establecer una red interamericana de telecomunicaciones. Entre sorprendido y halagado, le manifesté al Ministro (Francisco Lemos Arboleda) que yo era un oficial naval adscrito al Comando de la Armada, que yo no me mandaba y no podía aceptar nada que no viniera por los conductos debidos. El ministro actuó por su cuenta y la Armada me envió en comisión del servicio.
La misión fue cumplida. Pero el Ministro tenía otra necesidad y el pretexto de la Misión a México había sido solamente para conocerme. Al regresar me ofreció la Dirección General del Ministerio, cargo de reciente creación equivalente al de Viceministro. De nuevo agradecí y me excusé, pero el Ministro se las arregló con el Presidente para que otra vez se me enviara en préstamo al Ministerio. En ese cargo estuve por dos ocasiones y desde él tuve excepcionales oportunidades de trabajar por el país con el uniforme puesto, no solo internamente, sino también en numerosas misiones internacionales. Una de aquellas fue cuando, sin dejar el cargo de Director del Ministerio, se me nombró como Director encargado de Inravisión en una crisis de esta entidad (1) Aproveché mi “paloma” en Inravisión para impulsar la Televisión Educativa, mejorar la organización interna y comenzar un proceso de ampliación nacional de las redes.
Qué obras merecen ser recordadas?
De ese período hay dos buenas obras del campo educativo que perduraron, aunque acaba de sucumbir una de ellas, espero que con posibilidades de que se reactive, porque es una necesidad nacional: se trata de la creación de la Facultad de Electrónica de la Universidad del Cauca, y del Instituto Tecnológico de Electrónica y Telecomunicaciones, el ITEC, en Bogotá. Cómo ocurrió? El cargo de Director General del Ministerio me daba un puesto en la Junta Directiva de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, TELECOM, también con algunas “palomas” para presidir la Junta, cuando el Ministro no asistía. Una de las grandes falencias del país en recursos humanos estaba en la escasa oferta de ingenieros, técnicos y tecnólogos en el campo de las Telecomunicaciones. El Ministro tenía mucho interés en que TELECOM ayudara a financiar la creación de la Facultad de Electrónica en Popayán, su ciudad natal. Yo como técnico no le veía tanta prioridad a esta Facultad porque ya existían tres en el país. En cambio había escasez de técnicos/ tecnólogos, especialmente en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones, por lo cual sugerí al Ministro que un instituto de esta naturaleza era más útil al país. Pero aparentemente él ya tenía sus compromisos porque me hizo esta propuesta: hagamos las dos cosas, el Instituto y la Facultad. Y así se hizo y cada uno de nosotros se salió con la suya. Contribuí con mi grano de arena a la creación de ambas instituciones, las cuales fueron un éxito, por lo cual este es un recuerdo que me enorgullece.
-¿Cuando y porqué se retiró de la Armada?
-Terminada mi comisión en el Ministerio de Comunicaciones la Armada me asignó a la Escuela Naval para poner en práctica la transformación de los programas de estudio y como Director de los cursos de postgrado de oficiales en donde permanecí hasta 1964. En ese año, a solicitud del Ministro de Hacienda, fui trasladado a este Ministerio para organizar y dirigir el sistema de procesamiento electrónico de datos de la administración y recaudación de impuestos. Monté y puse en funcionamiento el primer computador del Ministerio con este fin. Y me inventé el “NIT” para el control de los contribuyentes. Muchos no me lo perdonan. Pero el sistema funcionó, lo cual se notó en el primer año con el aumento en los recaudos.
Por estar en estas labores y porque
recientemente había solicitado mi retiro, no pude atender el llamado a la Escuela Superior para ascenso a Capitán de Fragata. Además
no había cumplido el requisito de tiempo de embarque y esta actividad no me
atraía, pues ya quedó claro que no era bueno para el mar. Mis compañeros de
promoción estaban a punto de ascender y mi perspectiva era la de quedarme
rezagado, rompiendo la tradición de toda la carrera, de haber estado siempre a
la cabeza de mi curso. No me quedó más remedio que insistir ante el mando en mi
retiro voluntario, el cual me fue concedido en junio de 1965.
-Tenemos entendido que después que se quitó el uniforme estuvo dedicado a la consultoría, a la enseñanza en la universidad y a la creación de empresas.
Comenzando con la introducción al país de las nuevas prácticas de enseñanza de ciencias que había conocido en MIT, se dedicó intensamente a la promoción del desarrollo científico y tecnológico y fue promotor y factor importante en la creación de COLCIENCIAS.
Cuéntenos sobre esto
-Es cierto que estuve enseñando Desarrollo Tecnológico en la Universidad de los Andes y en la del Salvador en Argentina, y que hice algunas labores de consultoría para el Gobierno Nacional, para la OEA, el Acuerdo de Cartagena y Naciones Unidas. La promoción del desarrollo científico y tecnológico del país fue como una segunda carrera que culminó con la creación de COLCIENCIAS, uno de los orgullos y logros más importantes de mi vida.
Pero cómo fue lo de Conciencias del cual usted fue su primer Director ?
Asistiendo a la Conferencia de la UNESCO en París, se me vino a la cabeza la idea de crear en Colombia un instituto de investigaciones científicas. El Presidente Carlos Lleras Restrepo me nombró Asesor Presidencial en Ciencia y Tecnología. Con el Ministro de Educación Gabriel Betancur Mejía trabajé en la dirección ejecutiva de una fundación consiguiendo recursos en la AID y OEA. En la Conferencia de Fusagasuga, sobre Ciencia y Tecnología, que duró una semana, donde participaron varios gobiernos, universidades y empresarios se concretó la creación de Conciencias, pero cuando el decreto estaba para salir, hubo crisis ministerial y Gabriel Betancur fue reemplazado por Octavio Arizmendi Posada. En 1968, salió el decreto, pero me dio un infarto y no pude aceptar. Sin embargo, el Ministro Arizmendi Posada, teniendo en cuenta la gestión que había realizado en este proyecto, demoró la posesión y cuando en 1969, ya estaba recuperado, me nombró primer director de Conciencias, en donde estuve dos largos años.
En qué otras actividades científicas ha participado?
Fui contratado por la OEA, para crear institutos de Ciencia y Tecnología en Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay; por las Naciones Unidas –ONUDI-, para el desarrollo industrial; fui Consejero Presidencial también de Misael Pastrana; presidente de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia ACAC.
Usted presidió el
Harvard-MIT Club de Colombia?
Sí, es la asociación de ex alumnos de Harvard y MIT y he sido su presidente en dos ocasiones. Desde 1990 he trabajado en el establecimiento y operación del Proyecto Harvard-Colombia, un programa de becas-préstamo para colombianos de escasos recursos económicos admitidos por la Universidad de Harvard. Precisamente en las reuniones de Harvard-MIT Club de Colombia me relacioné con Jorge Serpa del Contingente 38, ex-alumno de Harvard, quien muchos años después me hizo autografiar el texto de física que le tocó estudiar en la Escuela Naval.
Y sobre ese famoso libro que para muchos es la Biblia de la Física
En 1958 cuando me gradué en el MIT, dirigí la traducción, adaptación y publicación para el editorial Bedout del texto de física del PSSC en español, que fue texto en la Escuela Naval y en varias universidades. En este libro se cambió la metodología tradicional de enseñar al final las teorías y los conceptos básicos; en mi libro esto se invirtió y lo esencial se enseña al principio, además lo importante en la enseñanza de cualquier ciencia no es anotar en el tablero las fórmulas y resumir las teorías, sino poner a trabajar a los alumnos, hacerlos experimentar.
(1) -El incidente a que
se refiere el capitán Ospina, y que le abrió la oportunidad de ser Director
Encargado de Inravisión, fue el siguiente: El día 3 de octubre de
1961, a
las tres de la mañana, 135 soldados de la Escuela de Armas Blindadas de Bogotá (hoy Grupo de
Caballería Rincón Quiñones), al mando del subteniente Enrique Escobar,
acompañado del Teniente Alberto Cendales, quien estaba allí detenido, se
dirigen hacia los llanos orientales para unirse a la guerrilla de Tulio Bayer.
En el municipio de Gachetá la columna es rodeada por unidades del Ejército y
Escobar es ultimado, ante las
cámaras, por su compañero el Subteniente Agustín Suárez
Afanador. La película y las fotografías fueron pasadas por la Televisora
Nacional, se difundieron ampliamente y le dieron la vuelta al
mundo, lo cual no gustó al Presidente Alberto Lleras Camargo, debido a que
mostraba un oficial matando a su compañero desarmado, cuando salía de un dialogo
en la parroquia del municipio. Esta circunstancia, unida a algún malestar
laboral interno en la entidad,
motivó el despido de Fernando Restrepo, Director de Inravisión. El
problema era cómo reemplazarlo, pues para esa época ya el período presidencia
estaba por terminarse y no parecía que hubiera muchos candidatos para un
reemplazo de corto tiempo. La
Ministra de Comunicaciones Esmeralda Arboleda de Uribe le
planteó el problema al Presidente,
quien le sugirió que la persona indicada para Inravisión en esas
circunstancias era el Capitán de Corbeta Alberto Ospina Taborda, que estaba
en el
Ministerio como Director General.
Nota: Las fotografías son reales y muestran cuando el Subteniente Agustín Suárez da muerte a su compañero, el también Subteniente Enrique Escobar, el 3 de octubre de 1961, en el municipio de Gachetá.
Desde hace mucho tiempo hubiera querido colaborar con las remembranzas
que muchos de nuestros queridos y apreciados contis, nos han deleitado con su
lectura, pero por falta de apoyo del señor Cervantes no me había
atrevido.
Después de mucho divagar y de atreverme, le envío este escrito que había empezado a chapucear para el pasado 06 de enero, fecha en la cual, nuestro "glorioso" Contingente 38 (y no por haber estado en el GLORIA, pues de cadetes nunca tuvimos la oportunidad de embarcarnos en éste), completará los cuarenta (40) años de haber llegado a nuestra querida y nunca olvidada Escuela Naval, llenos de ilusiones y cargados de las mejores intenciones de llegar a la punta de la pirámide, privilegio que hoy todos como uno solo, lo llevamos en el alma, al estar Mauricio en esa merecida posición, y vuelvo y lo repito, lo sentimos como algo propio, pues cada vez que se presenta la ocasión, lo primero que hacemos es sacar pecho, poner voz de mi Brigadier Eduardo Uribe y llenársenos la boca al decir: el Señor Comandante de la Armada es mi compañero y de mi contingente, pues entramos el mismo día a la Escuela Naval, hace la bicoca de cuarenta (40) años. Es un orgullo que lo consideramos propio y sé que Mauricio así lo siente.
A propósito de ese día, por allá en el año 1.964, mi persona (como diría Castorcito), hice mi arribo al viejo aeropuerto de Crespo como cualquier "perico de los palotes", pues todavía yo no hacia parte del selecto grupo de reclutas seleccionados. Resulta que en el mes de Octubre del año anterior (1.963), me encontraba haciendo mi cuarto de bachillerato en el colegio La Salle de Zipaquirá y a pesar de que toda mi vida he sido un tronco para jugar fútbol (seguro que muchos dirán que para muchas otras cosas más), me tocó jugar un partido, final de la Copa Intercursos, pues el titular y su banca estaban enfermos y no había otra alternativa. No habían transcurrido mas de veinte (20) minutos de juego, cuando un delantero del otro equipo (hago la aclaración, de sexto bachillerato), se "descachó" y me dio tremendo guayazo a la altura de la rodilla con la consecuencia que, el fémur, se salió de su sitio, dañando el líquido cenobial y quedando este sujeto privado por el dolor; lógico, inmediatamente para urgencias para colocar el hueso en su puesto y yeso en toda la pierna por dos (2) meses. La tristeza que me dio fue muy grande, pues mis intenciones eran presentarme a la Armada como cadete, ya que todas mis esperanzas estaban en la carrera del mar, pero con "una pata enyesada", no podía ir a los exámenes médicos, además, de que mi hermano mayor (Julio Peña Uribe CN 33-031, qepd) que era Guardiamarina en ese momento me dijo: oiga chino, para entrar a la Escuela se debe estar físicamente perfecto; de manera que mi desilusión una vez más fue inmensa. Al contarle esto a Mi Viejo (qepd), me dijo que no me desanimara, que había una remota posibilidad, ya que el era amigo del Director de Sanidad de la Armada, el Capitán de Navío Miguel Ángel Arcos (como dato curioso, a sido el único oficial en servicio activo que he conocido con bigote, habrá habido alguien más?). En efecto, le hicimos la visita en el Comando Armada CAN, al final del pasillo del primer piso y la "palanca" del Viejo dio resultado, pues ese mismo día, el Director de Sanidad dio la orden de practicarle exámenes físicos generales a un aspirante, a excepción de la pata enyesada.
Tuve la gran suerte de haber
salido bien del resto, con el compromiso que cuando me quitaran el yeso y
después de hacer la correspondiente fisioterapia, me presentaría de nuevo para
el examen de la pata; esto ocurrió en los primeros días de Enero-64 y gracias a
Dios, este salió bien. Como ya los exámenes intelectuales se habían realizado,
mi Capitán Arcos consiguió autorización con reclutamiento de que éstos se
hicieran en la Escuela
Naval, por lo tanto, el 06 de enero viajé por mi cuenta (bueno,
por la cuenta de mi Viejo), junto con el resto de reclutas. Al llegar con mi
carta de la
Oficina de Reclutamiento para efectos de hacer los exámenes
intelectuales, nombraron a mi Guardiamarina Guillermo Bonilla Amaya (Cont. 34),
encargado del control de éstos, con tan buena suerte que Guillermo era mi
paisano, de Facatativa (más comúnmente conocida como FACA). Lógicamente que mi
Guardiamarina Bonilla no podía dejar que su paisano, que había sufrido
tremenda odisea, se devolviera para el pueblo, de manera que entre "empujón y
empujonzotes" saqué muy buenas notas y suficientes para quedar, ahora si
seleccionado, pues el resultado me lo dieron esa misma tarde. Como era apenas
natural, quedé en la
Segunda Compañía, donde Guillermo era el Brigadier Mayor y me
mandó para la Tercera
Sección con mi Guardiamarina Iván Bernal y mi Brigadier Pedrito
Monsalve y que de acuerdo a un censo de esa época eran "un par de madres"
y para completar, el trío lo formaba como Oficial de Sección mi Teniente de Fragata
Ernesto Vélez Correa, caleño, tocador de guitarra, cantante y estupenda persona.
Que tiempos aquellos, con nuestro Comandante de Batallón que era "Pinedita",
como cariñosamente lo llamábamos los cadetes y nuestro Comandante de Compañía,
mi Teniente Jaramillo Peña, el dueño del "Bar Jaramillo" como llamaba él al
rancho después de una revista y encontrar gran cantidad de comisos enviados
desde nuestras casas. No me quiero volver cansón con este relato y dejo para
unas próximas entregas mi derrotero y del por qué mis contingentes me
dicen "EL LOBO"
Navegando entre Vitoria (Brasil) y Banjul (Gambia), Octubre 15 del 2.004
Fernando Peña Uribe CN 38-078
GRACIAS QUERIDA CYBER-CORREDERA
Cuando un ser humano se encuentra
muy lejos de su amado país y debatiéndose entre la vida y la muerte en un
hospital, es cuando verdaderamente logra valorar la sincera preocupación de sus
amigos y colegas de la armada
José A. Villamizar y
Lourdes.
25 años del primer curso de la R N en Bogotá
Esta reunión con una copa de vino pretendía ser sólo eso: una ocasión de encuentro e integración, como otras similares que se han venido realizando de vez en cuando, desde que Pacho, mi Capitán de Corbeta Francisco López, tuvo la acertada idea de realizarlas.
Algunos quisieron aprovechar para mencionar nuestros 25 años en la Marina. Gracias a ellos. Gracias a todos por estar aquí. Y a nuestro comandante, Capitán de Corbeta Ricardo Salazar, por patrocinar la idea.
Quienes llegamos en 1979 a la Armada, algunos sin conocer nada de ella, encontramos un estilo de vida, un tipo de compromiso especial para con nuestro país. Y nos caló, y nos gustó, y aquí todavía estamos. La institución, toda ella, es un canto a Colombia, es una declaración de fe en nuestra patria.
¡Qué empresa difícil! Mantener en operación nuestros buques son clara demostración del esfuerzo y de la constancia que se requieren. ¡Qué empresa exitosa!
Y una mención especial para la Infantería de Marina, clave para nuestra Colombia de los últimos años.
Verdad, sinceridad, progreso, ilusión, libertad. Todo ello es la Marina de los colombianos.
¿Y personalmente que hallamos?: Unas personas unidas por un denominador común desinteresado que genera amistades con los que están, con los que llegan luego, con los que vendrán. Sentimos en ellos que contamos con un recurso disponible y queremos asimismo que los demás sientan igual sobre nosotros. Como la Armada: somos su recurso disponible.
La identidad que logramos está por encima de muchas cosas. Incluso por encima de los roles que toca desempeñar a veces. Volvemos a la fila después de haber comandado; eso es rico, nos permite seguir muy cerca. Hemos tenido en la Reserva Naval unos comandantes que permanecen, que estamos; es interesante vernos como alumnos del mismo curso hoy en día, el diplomado que estamos adelantando, a todos, increíble, todos los excomandantes de nuestro Cuerpo en esta guarnición capitalina.
Un homenaje como el de hoy nos hace creer que nos quieren, lo sentimos así. Del grupo de 1979 estamos aquí ocho oficiales, todos pendientes de ayudar, hoy encabezados por nuestras Tenientes de Fragata y Navío Norma Orjuela de Deeb y Silvia González de Pardo, dos de las primeras mujeres que se hicieron oficiales de la Marina Colombiana.
Nosotros, en nombre también de quienes están ausentes hoy, les damos las gracias.
* * *
Oficiales de Reserva Naval del primer curso de Bogotá presentes en la reunión:
Capitanes de Corbeta Joaquín Vélez, Carlos José Molano y Andrés Alberto Montañés
Tenientes de Navío Silvia González de Pardo, Luís Pardo Cárdenas y Alvaro Acosta Buenaventura
Teniente de Fragata Norma Orjuela de Deeb
Teniente de Corbeta Eduardo Matuk Morales
ZAFARRANCHO GRAFICO
DIA DEL
SUBMARINISTA
El almuerzo de compañeros donde se aprecian, entre
otros el CN Hernando Ovalle, el VALM Guillermo Barrera CFNC y CN
Mauricio Rodríguez comandante de la flotilla de submarinos acompañados de
tres distinguidos jefes que se aguantaron al "negro" Ovalle debajo
del agua. ALMUERZO A LAS DAMAS
DE ASN
El pasado 20 de octubre Jorge Serpa
Erazo CN 38-082, nuevo miembro honorario de la ASN, en
agradecimiento por su inmerecida pero honrosa vinculación,
ofreció en su residencia un almuerzo a sus compañeras.
Al fondo se aprecian Vilma de Velandia (ahora con
estilizada figura), Vera de Rincón, Carmencita de Soto (con nuevo look)
y Jorge Serpa (escondiendo la
barriga) posando entre tantas hermosas damas, sus distinguidas
compañeras
de la Acción Social Naval.
La beatísima trilogía de la ASN:
Gloria de Moreno, Lily Reyna de Ortiz y Julita de
Rincón
Aspecto de la reunión que se
convirtió en verdadera
"cadeneta...punto...cadeneta...
EDECÁN NAVAL
"SOBREVIVIENTE"
El CR IM Chepe Calderón
CN 38-004, único Edecán Naval del Reinado de Belleza Cartagena, en plenas
funciones y "tirando" paso con la Señorita Antioquia.
La Señorita San
Andrés recibe indicaciones precisas del CR-IM Chepe
Calderón, sobre cómo debe desfilar en la pasarela, manteniendo
la cadencia, marcialidad y elegancia de los infantes de
marina. |
FELICITACIONES PARA COARC
Cartagena, noviembre 11 2004
Señor Almirante
MAURICIO SOTO GÓMEZ
Comandante de la Armada Nacional
Bogotá
Mauricio, Carmencita, Júnior, Darío,
Regina y los chicos se unen a mí para reiterarles nuestra grata complacencia por la nueva ratificación al frente de los destinos de la Armada, por todos los reconocimientos que ello representa en cuatro años de tan graves responsabilidades, por los merecimientos que esa decisión presidencial encierra, por la significación que representa como retribución de sus ejecutorias, por el beneficio institucional, que desde la mas alta jerarquía naval continuará nutriéndose de savia proba, enriquecida con valores morales, éticos, una basta experiencia profesional, una vida ejemplar al servicio de los destinos de la Armada Nacional y a la contribución de los intereses de Colombia, para que cicatricen las heridas del alma nacional, se robustezca el espíritu del país y germine esa paz sin términos de vencimiento para no marchitarse mas.
Los soldados de la Infantería de Marina y gentes necesitadas estarán de pláceme porque Carmencita su ángel custodio continúa en la briega venciendo limitaciones, abriendo brechas ante las dificultades, trazando caminos de esperanza y construyendo sendas de equidad.
Que el Dios de Colombia sea luz de guía, los asista, les de fortaleza a toda prueba para enfrentar los retos y para alcanzar las metas de sus mas caros anhelos.
Reciban el abrazo fraterno, sincero, con sentimientos de amistad incondicional,
Jairo Cardona F. CN
37-018 y Familia
BUSCANDO PRIMER OFICIAL PARA
TRABAJAR
ANIVERSARIO DE LA LIGA MARÍTIMA
El consejo directivo, su presidente y la dirección ejecutiva, tienen el placer de invitar a los asociados a las actividades programas con motivo del v aniversario de la fundación de la Liga Marítima de Colombia.
Fecha: 19 de noviembre 11:00 horas
Lugar club militar (salón libertadores).
Se agradece la asistencia
Atentamente
Jorge Orjuela Pérez CN
28-039
Director ejecutivo
Cyber-mascaron de Proa |
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invita a divulgar la información aquí contenida, citando la
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Tiene el agrado de comunicar a los Cyber-correderos que próximamente, através de su tienda virtual podrán adquirir lo último en tecnología de punta desde cualquier parte del país. Este servicio llegará a ustedes vía Internet.
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