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Por: Enfermero
Pinto
Director
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A bordo de una nave, la guerra se entiende de otra forma distinta. El marino es plenamente consciente de cual es su deber: combatir hasta el final, contra no importa qué fuerzas enemigas y cuando no le queden ya medios de combate eficaces para dañar al adversario, destruir la propia nave para impedir que caiga en su poder. Entonces, y solo entonces, a la orden de su comandante, el marino puede abandonar la nave que se hunde o ha sido destruida, abandonándose así a la errática fortuna que, en unos casos tendrá forma de brazos piadosos que le rescaten de la muerte y en la inmensa mayoría será la agonía en el mar. Miles de marinos han combatido hasta la total aniquilación. Miles han muerto abrasados, despedazados, ahogados, comidos por los tiburones o en la más terrible de las agonías, flotando en medio del mar, días y días, hasta perecer de sed. Otros han tenido más suerte, pereciendo congelados en las heladas aguas. Pero todos ellos han escrito las páginas más bellas de la historia. Una historia de valor, de sacrificio, de entrega y amor que a nadie puede dejar indiferente o desconocer.
Para llevar a los miembros de la familia naval colombiana esas historias y hazañas "Cyber-corredera" inauguró, el pasado mes de marzo, el servicio de los INSTRUCTIVOS NAVALES, que llevan a cada suscriptor, el resumen de los hechos más relevantes y significativos realizados por los marinos del mundo y sus biografías, relatados en forma de síntesis para deleite y comodidad de los contis, como modesta contribución al fortalecimiento de su cultura naval.
Así las cosas, a los marinos de Colombia dedicamos estas crónicas y biografías de aquellos que han combatido por todas las causas, navegando cargados de ilusiones y tiñendo el mar con su sangre. Los INSTRUCTIVOS NAVALES, son un emocionado homenaje al pasado que como el mar, es infinito e inescrutable.
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Recogiendo una acertada y elocuente frase del Capitán de Navío Enrique Román Bazurto donde infiere que, ”en tales años la Armada República de Colombia se hallaba navegando en el Mar del Olvido”; entonces el Capitán García con su investigación rescata esa historia del olvido y sintetiza cualquier comentario adicional que pueda merecidamente adornar un apropiado y oportuno elogio por tan apreciado libro.
De manera agradable pero con la profundidad de un disciplinado investigador el Capitán Ricardo García presenta a los lectores y amantes de la historia la cronología del conflicto con el cual terminó la centuria del XIX y nació la del XX, revelando los sucesos que en el Caribe, en el Pacífico y en el río Magdalena ocurrieron. Relata magistralmente la actuación increíble de los buques chilenos “Lautaro” y “Presidente Pinto”, que indican la participación y expansión naval del conflicto, destacando y trascribiendo, en especial aparte, con gracia de fino cronista, la rima “coja” sobre el asesinato del General Uribe Uribe, que dice:
El anterior verso lo complementamos con otra rima "coja" que, a la muerte del General Benjamín Herrera, los veteranos de la Guerra de los Mil días recitaron en coro:
"De luto está mi liberal bandera
Por que ha muerto el General Herrera.
Y...como si eso no fuera bastante
Muy grave se encuentra el General Bustamante"
Es un libro para recordar a los marinos de ayer que lucharon en ese conflicto y dedicado a los de hoy que deseen conocer la historia olvidada, tal es el objetivo de su autor. Ricardo García Bernal con su estilo, ha logrado condensar en su obra la fuerza militar de la época, la movilización de ese conflicto interno, el frente de guerra, las operaciones terrestres, navales y fluviales, y el frente diplomático, con trasfondo de siluetas humanas, indispensable para darle al relato vigoroso contenido, que podría resumirse como un capítulo de los marinos colombianos, en la gesta insustituible de su historia.
Felicitaciones al Capitán García
Bernal por tan importante libro que, ahora como historiador,
completa su obra intelectual de escritor y cronista anecdótico. Sea
esta la oportunidad para recordar su prolija y bien comentada investigación
sobre los apodos y sobrenombres de los oficiales navales. ¡ Bravo - Zulú
!
Enfermero Pinto
Por: Enrique Román Bazurto
CN 17-024 |
En 1951 Gómez dejó el poder y el Doctor Roberto Urdaneta asumió el mando como Presidente Encargado. El 9 de Septiembre de 1952, policías en traje de civil y agentes estatales de seguridad asaltaron la Dirección Liberal Nacional; luego, entraron a la fuerza a las sedes de los diarios El Tiempo y El Espectador, causaron graves daños a las rotativas e incendiaron sus archivos; posteriormente prendieron fuego a las residencias de los doctores Alfonso López Pumarejo y Carlos Lleras Restrepo.
Entre tanto, las guerrillas se extendieron desde los Llanos hasta el sur del Tolima. Llegado el año de 1953 asumió el poder el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla y gracias a su inicial actitud conciliadora, apareció una débil esperanza de ponerle fin a la violencia política; en efecto, el mismo año se desmovilizaron 3.500 guerrilleros. En Junio de 1954 se presentaron varias manifestaciones estudiantiles con el lamentable resultado de 9 estudiantes muertos y 23 heridos. No todo fue violencia política: el 13 de Junio el General Gustavo Rojas inauguró la televisión colombiana, el medio de comunicación más importante del siglo.
LA RUTINA DEL CONTINGENTE XVII
Dentro de este contexto histórico a vuelo de gaviota, en Febrero de 1950, como antes se dijo, ingresamos a la Escuela Naval 120 jóvenes llenos de ilusiones quienes conformamos el Contingente número XVII. La mayoría procedíamos del interior del país y por supuesto, una gran parte no conocíamos el mar sino a través de los libros, películas o relatos de familiares y amigos que habían tenido la fortuna de estar en sus playas. Al dejar el terruño los aspirantes a oficiales de la Armada también nos alejamos de la familia, los amigos, los afectos, la violencia que todavía respetaba la Costa Norte... para enclaustrarnos en un Centro de carácter militar que desde su fundación ha exigido una vida austera y dedicada por completo a la Patria, con normas muy severas y completamente desconocidas, lo cual generó una fuerte carga psicológica por las múltiples expectativas de lo desconocido. Al llegar a Cartagena de Indias, la Ciudad Heroica por excelencia, localizada en una bahía de belleza excepcional, rodeada de mar e historia marinera, de héroes legendarios y enorme tradición, contrastaba todo ello con la nostalgia y el recelo de los reclutas que fuimos recibidos en la Escuela por el en ese entonces Teniente de Fragata Magín Ortiga y los guardiamarinas Hugo Villabona y Jorge Vera.
El primer mes fue una cadena de sorpresas: algunos lo tomamos como una prueba de fuego para verificar la verdadera vocación del Oficial Naval y otros se sintieron como en una correccional para desquiciar al más fuerte de los hombres. Desde el "alza arriba" hasta la "recogida" transcurrían de 16 a 18 horas llenas de situaciones asombrosas: rápida levantada a las 5:30 horas, formación para gimnasia o trote hasta la playa y baño de mar; pocos minutos para el aseo personal; uniformarse y arreglar la “laca”; formación para el desayuno, aseo de dependencias, formación para la izada del Pabellón y Orden del Día; asistencia a clases, almuerzo ACPM (arroz, carne y papa mediana o plátano maduro) y aseo de dependencias; orden cerrado, deportes marineros (remos, natación, velas), atletismo, trote, gimnasia, otros...; baño, formación, estudio; aseo de dependencias, comida, diversión de los antiguos con los reclutas; estudio y “recogida” para quienes no tuvieran castigos, consistentes éstos en: horas de plantón con remo o sin éste, trote, salto de pulga, curruca, tendidas, vueltas al mástil... y todo cuanto la imaginación de cadetes antiguos, brigadieres y guardiamarinas pudiesen inventar, dizque para volver “hombres de mar” a los reclutas.
Para variar la rutina, en los siguientes meses se desarrollaron otras actividades tales como: “Divisiones” o inspecciones dirigidas por los superiores para verificar la presentación personal, los alojamientos, el avance en la instrucción naval – militar; la misa de todos los Domingos en formación y al rayo del sol; el cine de los Viernes en la noche en el patio denominado eufemísticamente “Teatro Sereno”; la cruel salada o “bautizo de reclutas” y su consagración al Rey Neptuno (Brigadier Toro), una especie de tragedia en varios actos que llegaría a prohibirse por violación de lo que hoy se denomina Derechos Humanos; además, entraría al repertorio de herramientas para encausar la disciplina: la “cofa” por 24 ó 48 horas en lo alto del mástil, al rayo del sol y el viento y el castigado en pantaloneta y zapatos tenis; el arresto severo o calabozo y la “rutina disciplinaria” con la cual pagaban más justos que pecadores.
CEREMONIAS ESPECIALES
Vendrían también las fechas especiales: la Entrega de Armas que haría más cargante el orden cerrado con el pesado fusil al cual había que tratarlo “con más cuidado que a la novia”; la primera salida o franquicia de los reclutas que era la válvula de escape después de varias semanas de encierro; el baile de los reclutas con las damitas más prestantes de la sociedad y los adornos de mesa con frutas exóticas que sólo se veían en cine o vacaciones; la ceremonia de Juramento de Bandera donde el recluta quedaba comprometido con la defensa de las Instituciones Patrias; el embarque de Semana Santa a bordo de los destructores adquiridos durante el conflicto Colombo Peruano, ARC “Caldas” y “Antioquia”, en los cuales los reclutas se convertían en volcanes que vomitaban toda clase de materias hasta quedar exhaustos; en Octubre la ceremonia del zarpe de la fragata “Padilla” con destino a la Guerra de Corea... Todo, con la esperanza de que terminara el primer año y la pronta salida a vacaciones. Aquellos compañeros que no aguantaron por salud, falta de vocación o abandono de la Escuela (evasión) fueron saliendo poco a poco: antes del primer embarque ya se habían retirado 20 aspirantes y al terminar el año de 1950 habían dejado la Escuela otros 72 compañeros.
Por tanto, al iniciar el año de 1951, el curso quedó integrado por sólo 31 cadetes, incluidos 3 repitentes. En este año se estableció en la Escuela Naval la numeración de los cadetes la cual empezaba por el número del contingente y 3 cifras asignadas por orden alfabético, de tal suerte que el número 17-001 era el cadete Eduardo Arenas (QEPD) y el número 17-031 el cadete Alejandro Velasco. Los años restantes de 1951 a 1954 fueron transcurriendo con menos tensiones pues los bisoños cadetes que ingresamos en 1950 ya éramos verdaderos “lobos de mar” completamente ajustados a la rutina y con fuertes bases en nuestra formación naval – militar, académica, moral y física. El curso había recorrido miles de millas en los cruceros de instrucción por costas colombianas, el Mar Caribe (Curazao, Cuba...), Costa Rica, México, Ecuador y Chile. Algo que no se puede olvidar en la vida escolar, es lo referente a las franquicias de fin de semana, en las cuales estos “lobos” podían disfrutar de un buen almuerzo en el Hotel Plaza Bolívar, o la ida a cine con la “pelada” o amiga, o las reuniones con largos brindis y canciones marineras en la cantina de la Mona Corredor, que, algunas veces, terminaba en arresto simple o severo y hasta en la temible rutina disciplinaria.
"CHICHARRONES"
En
fin... en esta etapa son dignos de resaltar los “chicharrones” de algunos
cadetes antiguos que, con suerte o a punta de cepillo, fueron merecedores de
ciertas ocupaciones, funciones, puestos especiales o sinecuras que, en la jerga
marinera, se denominan “chicharrones”. Estas sinecuras tenían muy poco trabajo y
mucho de “mamadera de gallo” pues eludían servicios varios tales como el orden
cerrado, las guardias, las formaciones, el aseo de dependencias y otras. Los principales
chicharrones eran: cadete de armerillo, encargado del depósito o pañol de armas
y municiones; pañol de deportes, aula de maquinaria, observatorio meteorológico,
pañol de pesas, cantina, laboratorios de física y química... sinecuras que se
describen con ciertos detalles en el libro “El Talego Marinero” así como las
vivencias atrás mencionadas. Otro aspecto inolvidable es el de los contados
“terrenos” o prácticas de orden abierto realizadas principalmente en Galerazamba
e Isla de Tierra Bomba, para enseñar a los cadetes el empleo de tropas o
elementos de Infantería de Marina sobre el terreno, en formaciones abiertas o
dispersas. En
el encuentro con el “enemigo” los brigadieres y guardiamarinas resultaban
inmunes a las balas del contrincante y más bien éste iba a parar a relación, por
tratar de matar al superior. También resultaba algo exótico el que algunos
cadetes costeños se extraviaran, tratando de enlazar una burrita enmontada con
los portafusiles añadidos.
En la parte académica –cada vez más exigente- se avanzó a grandes pasos en los conocimientos sobre: matemáticas, marinería, astronomía náutica y navegación, armamento, ingeniería naval y muchas otras materias que traen el recuerdo de excelentes profesores navales y civiles, entre quienes recordamos a los entonces tenientes de fragata y navío Carlos Monzón (QEPD) en las brillantes clases de Táctica Naval, Astronomía Náutica y Navegación; Alfonso Díaz en la instrucción de Armas Submarinas; Carlos Troncoso y sus documentadas conferencias sobre Balística y Armamento Naval; Alberto Ospina en Electrónica; Teniente Primero chileno Pedro Sallato en las magistrales clases de Meteorología Náutica y muchas más...
En relación con los profesores civiles, todos ellos con excelente preparación, estaban los siguientes: el “Chivo” Álvaro Rueda en Álgebra y Cálculo; el “Conejo” Octavio Abella (QEPD) en Química; Josué Muñoz (QEPD) en Física; “Coseno” Hurtado en Trigonometría Plana y Esférica; “Julito” Jiménez en Inglés; “Shunt” Franco en Electricidad; Roberto Burgos Ojeda en Literatura y Sociales; suboficial jefe Aponte en Señales y muchos otros que se haría largo enumerar. En la formación naval militar son de grata recordación los tenientes de fragata Comandantes de Sección: Guillermo Fonseca Truque, el “Gallo” Ricardo Fernández (QEPD), Mario Clopatofsky y Miguel Ávila, este último egresado de la Escuela Naval de Annapolis quien acogió la idea de los alumnos para diseñar un anillo con los escudos de la Armada y el Curso XVII, pero a la hora de usar este se formó un tempestad y vino la orden de archivarlo por violar la norma que sólo permite usar el anillo tradicional que reciben los oficiales egresados de la Escuela Naval.
LA GRADUACIÓN
Finalmente vendría la ceremonia de grado del Contingente XVII el 9 de Agosto de 1954, en la Plaza de Armas de la antigua Escuela Naval en Bocagrande: gran regocijo después de cuatro y medio años de desvelos, sacrificios, estudios, avatares, en fin... emociones encontradas. La bendición de las espadas, las bellas madrinas, la postura del anillo que entraña las nupcias con la mar, los discursos de despedida, la emoción que nos atragantaba, los subalternos, compañeros y superiores que ya nunca más se pueden olvidar... Dejamos el Alma Máter que nos enseñó a sentirnos grandes ante los reveses y obstáculos que vendrían en los buques y guarniciones donde servimos a la Patria; donde aprendimos que ser verdaderos hombres de mar no es fácil y sólo se puede seguir el rumbo en medio de sacrificios, de renunciación, de estudio y experiencia, pero eso sí, con la altivez y el orgullo de vestir el uniforme de los Caballeros del Mar. He aquí la lista de los egresados este día:
Luís Eduardo Arenas Navas (QEPD), Alfonso Ávila Díaz, Luís Enrique Borja Barón, Valentín Castellanos Rengifo, Guillermo Gómez Guzmán, Fabio Gutiérrez Toledo, Rafael H. Grau Araujo ( Almirante y COARC), Eleazar Jaramillo Valencia, Rafael Martínez Reyes (Contralmirante), Reinaldo Montalvo Losada, Oscar Pineda Giraldo,Gastón Queirolo Laino (1er. ecuatoriano en la ENC), Eduardo Ramírez Campos, Miguel R. Rangel Santos (Contralmirante), Jorge Rojas Jaramillo (q.e.p.d.), Enrique Román Bazurto, Vitaliano Sánchez Castañeda y Alejandro Velasco Jordán
GM Enrique Román Bazurto
desfilando con el estandarte de la ENC en ciudad de México
1954 |
En el momento del ascenso a Tenientes de Corbeta, el Comandante de la Armada era el entonces Capitán de Fragata Ingeniero Jaime Erazo Annexy, perteneciente al curso de los fundadores de la Escuela Naval moderna y primer Comandante de la Fuerza egresado de esta Escuela. Con el apoyo del General Rojas Pinilla, dejó grandes realizaciones como fueron: la salida masiva de oficiales, suboficiales y cadetes con destino a centros de estudios en el exterior, con el fin de buscar el progreso y engrandecimiento de nuestra Armada, la construcción en Suecia de los destructores “20 de Julio” y “7 de Agosto”, los más modernos y poderosos en su momento, entre las Armadas de Sur América y la construcción de la nueva Escuela Naval en Manzanillo en 1955, así como la modernización de todas las Bases Navales, entre muchas obras más.
Como Director de la Escuela Naval se encontraba el entonces Capitán de Fragata Hernando Berón Victoria, brillante oficial que sería el Comandante de una de las fragatas colombianas participantes en Corea y quien alcanzaría el grado de Contralmirante. Como Comandante del Batallón de Cadetes el entonces Capitán de Corbeta Eduardo Wills Olaya (q.e.p.d.) excelente oficial que llegaría a ser Segundo Comandante de la Armada con el grado de Almirante.
Durante la permanencia del Contingente en la Escuela Naval se presentó el primer curso de Oficiales Mercantes que ingresó el 14 de Agosto de 1951 y egresaron los primeros once Terceros Oficiales y Tenientes de Corbeta de la Reserva Naval el 10 de Junio de 1954 así:
Filiberto Bolívar Medina, Aníbal Carrillo (q.e.p.d.), Juan Bosco Cediel Navarro (q.e.p.d.), Edmundo de la Calle Erazo,MarioDueñas Molano, Jorge Guarín Gómez, Virgilio Guerrero Larrea, Gilberto Navas Serrano, Jaime Parra Solano, Ernesto Rozo Rueda y Fernando Vela Falcony.
Muchos de ellos navegarían por más de 20 años en las naves de la Flota Mercante Grancolombiana, llevando con orgullo el pabellón colombiano. Desafortunadamente la Flota fue clausurada sin pena ni gloria, a finales del siglo XX. Por otra parte el 25 de Julio de 1954 se trasladaron al escalafón naval 16 subtenientes del Ejército recientemente ascendidos, con destino al curso de Infantería de Marina. Se concentraron en la Escuela Naval como oficiales alumnos y efectuaron un curso intensivo de orientación naval hasta el 1° de Noviembre de dicho año. A partir de 1955 fueron enviados por grupos a efectuar el curso básico de Infantería de Marina en Quántico, Va. Ellos fueron:
Egidio Agudelo Restrepo, Arnold E. Arnedo Cardona, Voldney Bello Parra, Alejandro Bernal Escobar, Benjamín Caamaño Laino, Jaime A. Gómez Herrera, Alfredo López Morillo, Guillermo Lozano Garrido, Jaime Nieto Sánchez, César Ramos Domínguez, Numa Pompilio Rojas Currea (Brigadier General), Luís Atilio Rojas Palacios, Hugues Rodríguez Martínez, Guillermo Sarmiento Rodríguez, Hernando E. Thorne Campo y Adalberto Villarreal Ochoa.
Por las razones anteriores, el curso de Infantería de Marina de 1954 y el primer curso Mercante M-1 se consideran como compañeros del Contingente XVII de tal forma que muchos de sus integrantes nos hemos reunido en tres ocasiones para celebrar los 25 años de egresados en 1979, los 30 años en Agosto de 1984 y los 40 años en Agosto de 1994. Esperamos reunirnos para celebrar los 50 años en el 2004.
CUANDO ERA "PAPAYO"
En 1947 me presenté a la Escuela Militar de Cadetes con el fin de dar rienda suelta a la vida militar que circulaba con toda pasión por mis venas, tal como ocurrió con mi padre, General de la Guerra de los Mil Días, mi hermano y cuatro de mis cuñados, todos ellos distinguidos oficiales de Caballería. En 1949 se filtró la política en el Ejército y mi hermano mayor le recomendó a mi madre que me hiciera desistir de la carrera militar, de tal suerte que ingresé en enero de 1950 a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, después de haber obtenido el título de Brigadier Mayor del Cuerpo de Cadetes.
Debido a que mi madre
falleció en mayo de 1950, me sentí obligado a meter la palanca del Capellán
General de las Fuerzas Militares, nuestro querido e inolvidable Padre Galindo,
para ingresar a la Armada, lo cual ocurrió transcurridos casi cuatro meses de
iniciado el Curso XVII y después de rigurosos exámenes físicos e intelectuales,
a los pocos días de la muerte de mi madre. Fue una experiencia increíble ingresar de
nuevo como recluta a la Escuela Naval de Cartagena, después de tres años en la
Escuela Militar, lo cual me serviría para alcanzar el título de Brigadier Mayor
del Batallón Naval simultáneamente con el grado de Guardiamarina y además,
gracias a mi devoción por la carrera militar, rompí el record de completar siete
años de escuela: tres en el Ejército y cuatro en la Armada. Debo aclarar que
después de mi experiencia, en 1951 y años siguientes, se presentaron a la
Escuela Naval otros cadetes que provenían de la Escuela Militar, entre los que
recuerdo: Juan Pablo Rairán, Manuel Avendaño, Arturo Piedrahita, Alberto
Sandoval... En la Armada nos llamaban “Papayos”, por el uniforme verde oliva del
Ejército.
Varios de ellos alcanzaron el grado de Almirante y dos fueron Comandantes
de la Armada.
De esta etapa conservo dos recuerdos que excitan mi orgullo, al graduarme como Teniente de Corbeta: Lo primero, por elección de la gran mayoría de los cadetes del batallón me hice acreedor al premio de “Compañerismo” consistente en una medalla de oro puro con el escudo de Cartagena que al respaldo dice: “La Gobernación de Bolívar al mejor compañero de la Escuela Naval, 1954”. Lo segundo, recibí la espada “Blas de Lezo” en acero toledano, entregada por el Gobierno de España, por haber obtenido la más alta nota en Don de Mando. En su fulgurante hoja dice: “Esta espada es toda el alma de la raza, esta espada nos enseña la entereza, el valor, la dignidad, el desdén por lo pequeño, la audacia, el sufrimiento silencioso, altanero”, virtudes éstas que hacen parte de las transmitidas a sus hijos por nuestros padres. Gracias a Dios he podido cumplir durante mi vida con esta sentencia que es un verdadero tratado de conducta y se ajusta a mi carácter con el signo de Escorpio.
En la Armada permanecí 26 años. Navegué miles de millas y fui comandante de tres buques. Conocí mucho mundo y adelanté variados cursos, incluida la especialización de Desarrollo Gerencial en la Universidad de los Andes. A la hora de mi ascenso a Capitán de Navío el Comando General me retardó 15 días aunque había cumplido todos los requisitos para ello, pero los Generales se impusieron a los Almirantes con el fin de ascender primero a unos Tenientes Coroneles menos antiguos que los Capitanes de Fragata de la Armada, quienes debíamos ascender el 1 de diciembre de 1974 y no el 16. Seguí al pie de la letra el mandato de la espada Blas de Lezo y pedí mi baja en forma inmediata como protesta por esta aberrante situación. Todos los jefes bajaron la mirada ante mi protesta y respondieron con la frase de cajón: “Es la voluntad del Gobierno” y duraron año y cuatro meses para concederme el retiro en marzo de 1976.
"AMNÉSICO" DEL CALDAS VIEJO
Son muchos los sucesos curiosos de mi vida en la Marina y varios de ellos quedaron plasmados en un librito que publicó dos veces la Armada con el título de “El Talego Marinero”. Ahora me vienen a la mente otros dos: El primero fue el accidente del destructor ARC “Caldas” en el cual me desempeñaba como oficial alumno y ayudante de CIC, hecho ocurrido en el viaje de Mobile, Ala. EU, a Cartagena el 28 de febrero de 1955 a las 11:35 horas, a unas cincuenta millas de Cartagena, debido al mal tiempo provocado por un viento Alisio muy duro. Una gigantesca ola inclinó peligrosamente el buque a estribor y barrió la cubierta arrastrando al mar un oficial, tres suboficiales y cuatro marineros, de los cuales solo se salvó el Marinero Luís Alejandro Velasco quien se hizo famoso gracias a las crónicas de Gabriel García Márquez publicadas en el diario El Espectador, con el nombre de “Relato de un Náufrago”. Yo recibí un fuerte golpe en la cabeza, al pasar de un costado al otro del buque. Al arribar el destructor a Cartagena a las siete de la noche fui evacuado al Hospital Naval con una amnesia parcial que me impedía recordar hasta mi nombre y según dijeron mis compañeros, me hizo olvidar todas mis deudas. Mis hermanas y hermanos muy preocupados con la noticia, comisionaron a dos de ellas para que me visitaran en Cartagena y en nombre de la familia me hicieron entrega de una cadena con un bello dije de oro en forma de ancla y una medalla en el centro que tiene por un lado la Virgen del Carmen y por el otro el Sagrado Corazón. Desde entonces llevo en mi pecho esta preciosa medallita que, como milagrosa protectora, representa el sentimiento de aprecio y hermandad familiar.
LA DAGA DE "CAUCHO"
Cadetes desembarcando en
la isla de Malpelo en diciembre de 1951 |
En una loca carrera contra el tiempo se repartieron uniformes de gala, fusiles y demás menaje y pasaron todos por la peluquería de tal forma que en cuatro horas empezaron los ensayos de marchas y presentaciones. A las 6:00 p.m. ya se notaba una leve mejoría y después de tres horas pasaron los cadetes al descanso para continuar con los ensayos al otro día a las 5:00 a.m., antes de viajar a Bogotá. A eso de las 5:00 p.m. la Escuela Naval se encontraba en las instalaciones de la Escuela de Policía General Santander. Formé el batallón y se impartieron órdenes a los guardiamarinas de instalar en los dormitorios sus respectivas secciones, para lo cual tenían 30 minutos.
Al pasar revista a la hora convenida se encontró mucho desorden y formé a los guardiamarinas. Pregunté a uno de ellos: “Qué significa esa daga que cuelga al cinto?”. Respondió: “La daga es signo del mando, mi capitán”. Muy alterado, respondí a todos: “Pues con ese despelote que encontré, bien pueden meterse la daga por el culo ya que ustedes por ningún lado muestran asomo del mando”. Después de 10 minutos dieron parte de que ya todo estaba en orden. A las 10 de la noche se inició el último ensayo y quedé satisfecho. Unos meses después se publicó La Corredera, revista de la Escuela Naval, y en una de sus páginas decía “Regalos” y en el renglón siguiente se leía: “Del Comandante del Batallón.... para los guardiamarinas.... una daga de caucho a cada uno”.
EN LA VIDA CIVIL
Después de mi traumático retiro de la Armada quedé algo afectado pues por mi edad (46 años), fui rechazado como aspirante a dos importantes cargos: Jefe de División de Transporte Marítimo en PROEXPO y Navegante de Vuelos Internacionales en Avianca, cuando aún no utilizaban los computadores para mantener la posición del avión en los vuelos transoceánicos. Pero definitivamente, la medallita que llevo en el pecho me hizo el milagro y unos días después del nacimiento de nuestra hija menor, el 22 de septiembre de 1976, se presentó el Ángel de la Guarda con el pan debajo del brazo, consistente en una oferta para trabajar en la Exxon con sede en Bogotá. En 1981 la compañía me seleccionó para trabajar en el megaproyecto más grande de América Latina en ese momento: La mina de carbón en la Guajira denominada Cerrejón Zona Norte, con sede en Barranquilla y allí me nombraron como Gerente de Servicios Industriales. La Exxon fue una excelente oportunidad en mi vida durante 18 años, pues además de magnificas condiciones laborales, adelanté muchos cursos y sobretodo, el proceso de planeamiento, construcción y operación de la mina de carbón influyó en mi formación como si hubiera asistido a la mejor universidad de la tierra. Ya para jubilarme por segunda vez, adelanté por mi cuenta la maestría de historia en la Universidad del Atlántico por convenio con la Universidad Nacional y así he podido cumplir otro de mis sueños: incursionar en la deplorable historia marítima de Colombia, debido a que sus gobernantes han olvidado la importancia de los mares en el desarrollo político, económico y social del país.
Reciban mi atento saludo todos los marinos suscriptores de la Cyber-corredera y sus familias y mis mejores deseos por sus éxitos personales y profesionales, con la esperanza de que todos unidos ayudaremos para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan vivir en una Colombia “grande, respetada y libre”.
PERDIDO EN LA SELVA DEL
AMAZONAS |
Por: Jimeno Manrique M.
CN 35-044 |
Queridos correderos unidos por el ultimo poste, espero y deseo no cansarlos con esta otra historia:
A principios de agosto de 1968, me encontraba en la cancha de tenis de la cámara del apostadero en Leticia donde el Doctor Luís Daniel Abril como Teniente de Fragata inició sus primeros pasos en este deporte, habiendo ocupando magníficos puestos en el futuro; allí me hizo la siguiente pregunta con carácter confidencial:
¿Negro, usted qué opina del Teniente de Corbeta Mauricio Soto?
¿por qué? - le pregunté-
-porque le está caminando a una hermana mía- me respondió, mientras acariciaba su raqueta...
-Le dije: -mi teniente ojala que una de mis seis hermanas se encontrara soltera para no dudar un solo instante en presentársela a ese oficial. Así, de manera cortante, terminó la confidencia, pues Luís Daniel no preguntó nada más. En ese momento, cuando estábamos a punto de levantarnos de la mesa, llegó el Teniente IM Carlos Aguilar y me dijo: -negrito, necesito transportar en su buque mi compañía a la granja Caldas (finca de la Armada) para darles instrucción en vivo y en directo sobre "SUPERVIVENCIA EN LA SELVA".
-Claro mi teniente no hay problema- le respondí e inmediatamente solicité, por señal, permiso al señor comandante del apostadero, quien contestó ese mismo día, autorizando el zarpe.
Zarpamos aguas arriba río Amazonas y llegamos a la granja Caldas a la 14:00 hrs. Atracamos junto al barranco y aseguramos el buque con los cabos 1 y 6 a sus respectivos árboles de la rivera del río. La compañía de infantería desembarca con su comandante a la cabeza. En formación general a bordo, el comandante ordenó tarde deportiva para el personal, pero recalcó de manera enfática la orden: -nadie se puede meter a la selva-. Minutos más tarde llegaron al buque el suboficial primero de armamento y un marinero paisa con tres caballos muy bien aperados, y me dijeron: -mi Teniente, lo invitamos a cacería por la finca. -Bueno -les dije- y cada uno con su respectiva carabina y munición salimos del buque, sin pensar que aquí se iniciaba mi calvario. Llegamos al final del potrero, amarramos los caballos y nos metimos a la selva, contradiciendo así mi propia orden, pues la selva tiene algo en común con alta mar: en primer lugar, nunca se debe demostrar temor, pero en todo momento se debe respetar; en segundo lugar, para donde usted mire siempre aprecia el mismo paisaje con la pequeña diferencia que en ella se oye a veces el cantar de una torcaza por el frente, mas tardecito por la espalda, luego por la derecha y finalmente por la izquierda. Este canto principia como a aturdir al nuevo e inexperto cazador, que en ningún momento sabe donde está ni mucho menos hacia donde se dirige.
Reconocido y vivido este escenario, llegamos a un aserraderito y les dije: -bueno muchachos hasta aquí llegamos y no avancemos más. En este momento, el suboficial primero me dijo en tono bastante sobrado: -mi teniente, cuando yo era marinero ayudé a construir la trocha desde esta finca hasta el apostadero, así que yo domino esto y le pido permiso para seguir mi cacería. Como buen inexperto, me comí el cuento, y lo autoricé para continuar.
Cuando iniciamos el regreso con gran sorpresa nos encontramos con una quebradita; entonces dijimos por aquí no es, pues esta no la hemos pasado; nos regresamos al aserraderito y elegimos otro camino. Este nos condujo a una sin salida e imposible de penetrar; así que de nuevo regresamos al aserradero, donde dijimos: -tranquilos que la salida es por este último caminito.. qué pendejos somos, no?
Siguiendo por el caminito salvador, como a los 10 minutos, regresamos nuevamente al famoso aserraderito. Entonces empezó el pánico. ¡Mierda! nos perdimos y... de verdad, no dimos con la salida al potrero y ya estaban agotados todos los caminos y trochas.
Pensando... se me alumbró el bombillo: -¿Paisa se acuerda de la quebradita?
-Claro mi teniente- Pues bien, cojamos aguas abajo que en par minutos nos saca al río y así nos orientaremos; sin dudarlo un momento iniciamos el recorrido. Se imaginan... dónde están todos los animales, culebras y temblones unidos a la zancudera, pero tocaba salir como fuera. Ante el pánico de estar perdidos, estos inconvenientes pasan automáticamente a un segundo plano y... ¡ adelante mar !
Dos horas, quebradita abajo, descubrí que el curso de ella era en forma de S pero bien cerrada, así que el avance real hacia el río era mínimo; la noche caía sobre nosotros muy rápido y ante el descubrimiento del curso de la quebradita ya no era posible dar marcha atrás.
Yo siempre fui adelante y después de pasar un charco más o menos grande y hondo el paisa gritó: -mi teniente... qué hago?
Miré hacia atrás y lo vi con el agua a la altura de sus hombros con los brazos arriba sosteniendo la carabina. Le grité: -Ojooo! So pendejo no suelte la carabina ni por el carajo! (eso era lo importante para mí, pues se trataba nada más y nada menos que pérdida de material de guerra), -siga mi estela no ve que yo sí pasé?.
-Creo que las oraciones de mi mamá, unidas a mi gran angustia, espantaron los animales de la quebradita y a las 18 horas, llegamos a otro aserradero más grande que el anterior. Le dije: -Paisa ya es de noche y yo no doy un paso más. Que tal que nos montemos en un guío? Ahora nos toca prender candela como sea pues esta zancudera está insoportable-.
Tte IM
Carlos Aguilar y TK Jimeno Manrique con la compañía de
Infantería de Marina y tripulantes del
"ARC
Riohacha" en la selva del
Amazonas .
-Agosto
de
1968- |
Iniciamos la faena de prender fuego, pero donde llueve todos los días, no es fácil conseguir hojas y leña secas. Le ordené al paisa, seleccionar un lugar para la hoguera. Mientras el paisa cumplía esta misión, yo no sé de donde saqué alientos, energía y valor para lograr treparme a un palo bien alto y divisar los potreros, con tan mala suerte, que cuando ya casi lo lograba, una nube de hormigas "culi-rojas" me invadieron los brazos y la nuca, así que me desplomé palo abajo, sin pensar que podía perder quizás lo más preciado de mi cuerpo. Al llegar al piso, todo raspado y magullado, me sacudí las malditas hormigas y me senté en la raíz del árbol para "llorar" de la tristeza, pues no había derecho para tanta adversidad junta; claro cuidándome en todo momento de que el marinero no me pillara llorando. Estábamos mojados hasta la coronilla, de mi billetera saqué papeles, fotos y todo cuanto diera fuego, menos mi billetico de dos pesos; con un briquet del paisa, de esos que tenían algodón para guardar la gasolina, empezamos a tratar de prender fuego, pero esto solamente servía para quemar mis fotos y papeles, eso no levantaba llama; entonces dije: -necesitamos una llama inicial fuerte y tomé la decisión de sacrificar la mitad del algodón del briquet, le prendimos candela y la suerte se puso a favor. Entonces empezó a arder con fuerza, tanto que ya contábamos con hoguera.
Bajo la madera que ardía logré observar, que una foto no se había quemado toda, mi alegría fue muy grande, cadetes Rubiano y Mejía (Q.E.P.D.) quemados, el cadete Manrique intacto. Imaginen este detallito en la mente de un negro tan supersticioso?
En el respaldo del pedazo de foto pinté el trapecio amazónico, localice a Leticia y el río, le indiqué al paisa con la pluma, el punto donde estábamos, y le agregué: -rece padrenuestros -so pendejo- para que mañana podamos ver la salida del sol-
Cuando ya la zancudera por acción del fuego se calmó, me acordé de mi hermano Salomón (fallecido), quien en mi transito por Bogotá rumbo a Leguízamo, me dijo: -Negro, yo creo que la embarrada en su primer año de oficial fue bien grande porque por allá, donde lo mandaron, el zancudo más pequeño es del tamaño de una avioneta- Ja.ja.ja....
En fin, con hoguera la cosa cambia totalmente en la selva, pusimos a secar los uniformes y luego la etapa de meditación: QUE SERÁ DEL BUQUE AMARRADO... QUE SERÁ DEL SUBOFICIAL SOBRADO... QUE SERÁ DE LOS CABALLOS AMARRADOS... AHORA LA TRIPULACIÓN ME BUSCARA... OJALA QUE EL TENIENTE AGUILAR TOME EL MANDO... -COMO AFORTUNADAMENTE SUCEDIÓ- OJALA QUE MI CAPITÁN MANTILLA NO SE ENTERE... NI TAMPOCO EL MANDO NAVAL DE ESTE EPISODIO Y... OJALA QUE MAÑANA NO AMANEZCA NUBLADO... en fin, tantos pensamientos juntos propios de esta situación tan fuera de control. En esas, el marinero con su entonación paisa me dice: -mi Teniente, usted si es un "berraco"... se ve muy tranquilo.
Yo le respondí: -sí Paisa... un oficial naval siempre debe estar tranquilo y sosegado en los momentos críticos (tratando de ocultar en todo momento que las tenia de corbatín).
Como en la selva la idea del tigre no se aparta fácilmente montamos guardia de 4 horas y en el momento del relevo hacíamos dos disparos dizque para ahuyentar a los animales salvajes. Amaneciendo como dice la canción, el Paisa me indicó: -mi teniente, usted si es muy de buenas, mire por dónde esta saliendo el sol.
-Claro tonto- le respondí- como solo yo soy el perdido, qué de buenas, no?
Me orienté y dije: -Paisa, ojo! que por allí está el sur; no perdamos esta referencia visual, -señalándole unos árboles de color blancuzco e iniciamos la caminada con ese rumbo y, como si fuera un cuento de Condorito, salimos como a los 15 minutos al potrero. Corríamos pues nos parecía que la bendita selva nos perseguía. Que agonía tan tremenda. Llegamos al río y el buque que en mi mente lo localizaba aguas arriba, estaba como a un kilómetro aguas abajo. Llegamos a las 0700 horas. Parte de la guardia: -de los tres perdidos falta el suboficial de armamento-
Seguía mi angustia por el hombre que según él dominaba el terreno y los caballos amarrados. Me bañe a mil y muy orondo recibí parte de izada de pabellón y lectura de la orden del día. Tratando de inspirar confianza al personal, entre "chiste y chanza" dije: -ojo... la ropa sucia se lava abordo, así que mucha prudencia con estar contando en el pueblo lo que me ha sucedido... y continuar con los trabajos normales del día- Al Paisa le ordené rescatar los caballos, esperando que una culebra no los haya matado.
Como por arte de magia a las 0900 horas, llegó el suboficial sobrado picado por los zancudos y animales hasta el alma; no tenía un lugar en su cara sin picaduras. Enfermero: -proceda a limpiar al suboficial- Más tarde los caballos también llegaron con sus patas sangrando, pero afortunadamente estaban vivos. Terminó así, señores correderos, una noche bastante negra. Esa fue mi odisea en las selvas del Amazonas GRACIAS A DIOS SIN NOVEDAD COMO SE DICE EN LA VIDA MILITAR.
Durante el día mi teniente Carlos Aguilar, estaba en su salsa dando instrucción a su compañía de infantería de marina sobre "SUPER VIVENCIA EN LA SELVA". Cuidadosamente seguí su teoría y, la noche anterior, el sentido común me ayudó a seguir casi al pie de la letra lo explicado por Carlos Aguilar, sólo me faltó fabricar la jaula para cazar animales salvajes. Mi teniente Carlos Aguilar, en gran secreto me había contado que el sancocho que iban a servir de almuerzo era de perro, pero como todo "secreto" se filtró a la tropa, así que cuando llegó la hora de pasar al almuerzo, nadie pasaba al frente de las tres grandes ollas repletas de caldo. Nos miramos con Carlos y, después de hacer una promesa formal de "intrepidez gastronómica" continuamos con un acto de "temeridad naval", al pasar de primeros. Ante este gesto, los soldados y la tripulación se abalanzaron contra las ollas y en muy pocos minutos quedaron vacías. Confieso que para mí fue muy duro medírmele al caldo sabiendo que era de perro, pero tocó porque entonces quién se comía las tres olladas?
Terminado el almuerzo, el Teniente IM Carlos Aguilar ordenó formar los soldados, mirar hacia arriba, arriar los cueros y se desplegaron dos cueros con sus cabezas y lengua afuera de sendos perros. -Esto es para que vean lo berracos que somos los infantes de marina que hasta perro comemos para sobrevivir en la selva... retirarse! VIVA COLOMBIA. Fue entonces cuando los soldados empezaron a devolver atenciones, como si estuvieran navegando en un mar seis. Con toda su dignidad ofendida, el enfermero del buque en mi camarote me reviró: -eso es una ofensa para la tripulación y un atentado contra la salud porque un perro trasmite muchas enfermedades, yo le voy a pasar un parte a usted. - Le reposté: -imagínese mi jefe, en este caso que son dos perros... Carajo! donde están sus conocimientos de medicina? No sabe usted que las altas temperaturas que alcanza el caldo en la olla mata toda clase de bacterias? En este caso, yo no sé de que me puede acusar... Puede retirarse suboficial. Nunca supe que le sucedió, pero el parte nunca lo pasó el enfermero y como era de esperarse, no trajo ninguna consecuencia el tomar caldo y comer "tronco" de suculentas y carnudas presas de perro, que además no tenían ni una gota de grasa como bien lo observé, experimenté y degusté.
Mis buenos amigos correderos estas cosas, solo pasan en la vida naval militar...
HALADA DE
CABO
Roberto Mora Gaitán
CN
41-017 |
Desde tiempos inmemoriales el deporte marinero por excelencia es el de la halada de cabo. Y no es que sea únicamente una demostración de la fuerza física o del carácter recio de los hombres de mar, sino que además enseña al neófito que en la vida hay que estar siempre listo, ojo a visor, porque el que afloja la cuerda pierde. Esta lección la aprendieron muy bien mis viejos amigos contis, compañeros cuando estuvimos en España durante la construcción del Buque Escuela. Para mas señas fue el día de San Antolín, el mismo día en que el conti Moncada mostró pública y descaradamente sus magnificas cualidades para el teatro, haciendo casi llorar a esos bravos y rudos vascos manifestándoles a viva voz y con exageradas gesticulaciones cuanto amor había por la Colombia querida en su corazón. Si, ese mismo día, cuando momentos después de esa demostración voluntaria e inconsulta, los anfitriones invitaron a los cadetes navales a que participaran en un ejercicio de Halada de Cabo.
Obviamente con orgullo se acepto la invitación y se procedió de inmediato a escoger el equipo que nos representaría. El requisito, indispensable, era tener una estatura mínima de 1.80. Seleccionados los cadetes, salieron en blanco flano, mirando con cara de come m..., bueno, ya todos sabemos con qué cara. Al otro lado de la cuerda aparecieron seis vascos cuyas estaturas eran normales (1,60 a lo más 1.70). (Cierto mi teniente Boada que esa si es una estatura normal?). Los curiosos nos instalamos a lado y lado del cabo listos para gritar las consabidas consignas con que se anima a un buen equipo. Hubo un breve momento de silencio y de pronto el arbitro pito fuertemente para dar comienzo al ejercicio.
Siendo sinceros casi no acaba de pitar cuando nuestros apuestos compañeros pasaron, de una, a besar tierra de la Madre Patria. Qué pasó? Nos preguntábamos, nos mirábamos. De pronto alguien mal intencionado dijo: “pero si ellos (los vascos) no habían ni siquiera comenzado a halar, simplemente el primer hombre de la tira trajo hacia si la cuerda para asegurarla a su cintura”- Lo demás ya lo explique. Ah, la vida es como una colcha hecha de retazos de todos aquellos buenos recuerdos. Por eso los admiro queridos contis. Durante mis primeros años de marino tuve oportunidad de asimilar las enseñanzas de la halada de cabo y no perdí oportunidad para aplicarlas. Recuerdo un cadete antiguo que nos tenía la proa puesta y a mi me tildaba de “militarito chimbo”. Casi todos los días visitaba nuestra aula, unas veces durante el estudio de 5 a 7 otras, después de la comida.
Estas visitas venían acompañadas de flexiones de pecho y del consabido discurso conocido por todos cuando el cadete antiguo “sabe” mas que el menos antiguo. Como comandante de curso debía buscar la forma de acabar esa rutina. Pues bien, gracias al principio de la halada de cabo buscamos la solución, la cual a decir verdad no fue difícil, simplemente comenzamos a “halar” antes de que el. Un día llegó como costumbre y entró con cierto aire de superioridad pero antes de que pronunciara el primer improperio lo ataque diciéndole con voz casi suplicante: “cadete, como usted ya vio ecuaciones diferenciales nos podría ayudar a resolver este ejercicio que no hemos podido hacer?” Todavía con esa sobrades miró hacia el tablero, al cabo de unos segundos cambió de cara y decidió retirarse aduciendo que en ese momento no tenia tiempo. Y parece que después tampoco porque se acabaron las visitas diarias. Hoy, le mando un fuerte abrazo a ese conti de quien no se nada desde hace mucho tiempo.
Seguramente muchos lo recordamos: conti’ 39, caleño, basketbolista, llave de otro cadete caleño del mismo apellido, él alto y el otro petizo, Blanco es… Esa noche cuando estaba marchando de las aulas al patio interior para la formación de la recogida iba cantando feliz y a viva voz: “cuando al embarcarme yo me.....” Así es la vida unas veces se gana y otras se pierde. Lo importante es que no lo coja a uno la pitada de inicio apenas acomodándose y si es del caso es mejor “picar” el cabo que dejarse arrastrar. Tesas brazas a ceñir, timón al centro y que tengan buen viento y buena mar.
Un imposible como lo plantea la guerrilla |
Luís Carlos
Jaramillo
Peña CN 21-070
|
La guerrilla y en menor escala las autodefensas ilegales, han convertido el secuestro en un arma de guerra poderosa y miserable, no solo por su crueldad con el secuestrado sino por la incertidumbre, el dolor, el empobrecimiento y la angustia que acarrea a los familiares y allegados de la víctima. Este terrible flagelo que sufrimos los colombianos de todas las clases sociales y económicas, golpea profundamente las estructuras de nuestra nacionalidad debilita nuestra cohesión y nos pone ante el resto del mundo como un pueblo de salvajes en donde no se respeta ni a niños ni ancianos. En Colombia existen más secuestros que los que puedan ocurrir en el resto del globo, pues se ha transformado este delito en vergonzosa industria, en la cual la delincuencia común, secuestra y vende a sus víctimas a los grupos alzados en armas como vulgar mercancía.
En años pasados, la Guerrilla logró secuestrar un grupo importante de hombres de la Fuerza Pública y planteó lo que ellos denominaron “canje” pero que el gobierno designó y aceptó como “intercambio humanitario” al cambiar soldados y policías por algunos guerrilleros presos que presentaban algún problema de salud y quienes más se demoraron en recuperar su libertad que en estar nuevamente delinquiendo en sus filas, pese al compromiso previo de no hacerlo. La guerrilla con el propósito de insistir en un nuevo intercambio se cuidó de no liberar oficiales ni suboficiales con algunas pocas excepciones como la de un coronel de Policía que se encontraba gravemente herido.
El éxito obtenido fue tan grande para la guerrilla, que de inmediato fortalecieron su accionar para tratar como descaradamente lo plantean, de lograr en nueva negociación de intercambio, la liberación de todos sus hombres que estén purgando penas de cárcel Simultáneamente, con ello buscan que internacionalmente se reconozca esta acción como un intercambio de prisioneros de guerra y lograr con ello el status de fuerza política deliberante que tanto anhelan. Es importante recalcar que la guerrilla en sus propuestas de intercambio, nunca considera la liberación de los denominados “retenidos por motivos económicos”.
Como la evolución y el fracaso del proceso de paz, no le han permitido lograr este objetivo, resolvieron secuestrar a personalidades políticas, pues es claro que por su nivel, logran tener un poder de influencia y de difusión muchísimo mayor que el proporcionado por los miembros de la Fuerza Pública y es por ello que hoy sentimos con amplio apoyo de los medios de comunicación, un clamor de alguna parte de la clase política, pidiéndole al gobierno que acelere el proceso del intercambio.
El tener bajo su custodia a un importante número de miembros de la Fuerza Publica , a más de los secuestrados políticos y económicos, tiene que estarle costando a la guerrilla un esfuerzo muy significativo, no solo logístico, sino en la distracción de importante número de combatientes en funciones de seguridad y custodia de aquellos. Por otra parte la evidente pérdida de iniciativa en la lucha, las fuertes y constantes bajas que vienen recibiendo, más el creciente número de deserciones tiene que tener muy preocupados a los jefes guerrilleros. Para ellos es urgente lograr levantar la moral y recuperar al gran número de combatientes y cuadros que hoy permanecen en buen recaudo. La guerrilla, requiere de un nuevo y pronto logro político de repercusión nacional e internacional y es claro que viene presionando por todos los medios para lograr un nuevo proceso de intercambio para el cual exigen nuevas zonas de despeje de tamaño departamental. En estas condiciones, no debe extrañarnos sus misivas al alto mando militar, proponiendo dialogar directamente.
El sentido humanitario de un nuevo canje queda completamente desvanecido ante las consecuencias funestas que esta acción traería para el País. No solo es desmotivante y golpe devastador a la moral de la Fuerza Pública , sino que sería la ratificación de la desigualdad de nuestro ciudadanos, mientras los políticos y los militares obtienen su libertad el resto de secuestrados tendrían que continuar en su miserable cautiverio hasta tanto sus familiares no logren pagar por su recuperación y en el futuro, cuando algún guerrillero importante caiga prisionero, la guerrilla volverá a secuestrar un político y continuará el intercambio y nuestra desgracia en forma permanente. Sería la institucionalización oficial del secuestro
Nuestra clase política debería ser un poco más conciente y en lugar de presionar utilizando adoloridos familiares por el intercambio humanitario, debería recordar que quien disfruta de cargos públicos, no solo obtiene poder y prebendas, sino que inherente a ello, asume deberes y responsabilidades para con la Patria y para con sus conciudadanos . Por ello se hicieron elegir o aceptaron sus cargos. Quien no quiere riesgos, no puede estar en la vida pública.
Bien hace el Gobierno del Presidente Uribe en continuar firme en su propósito de condicionar el intercambio humanitario en forma tal que el secuestro desaparezca definitivamente como arma guerrillera por lo cual busca en primer término la liberación total de secuestrados sin importar la motivación por la cual fueron plagiados, el aval internacional de la supervisión de Naciones Unidas para garantizar que la guerrilla no volverá a secuestrar y el traslado de los guerrilleros que terminen excarcelados a un país extranjero donde se garantice su desmovilización y para ello, no se requiere de zonas de despeje. Si se obtienen estas condiciones, el sacrificio de quienes tan injusta y penosamente, sufren el flagelo del secuestro, habría tenido algún sentido.
Contralmirante Luís Carlos Jaramillo Peña CN
21-070
UN TEMA PARA
REFLEXIONAR
|
Fragata de cuatro palos construida en 1921 en Kiel, Alemania, como barco de carga. Su construcción estuvo motivada por la práctica destrucción de la flota de la German Company of F.A., en la primera guerra mundial. Tras la contienda, la firma encargó a los astilleros F. Krupp, en Kiel, la ejecución de un nuevo buque de cuatro mástiles, que inicialmente llevó el nombre de Magdalene Vinnen.
En principio, el barco fue destinado al transporte de nitrato. Posteriormente fue vendido a la organización German Lloyds, quien le cambió el nombre, denominándolo "Kommodore Johnsen", siendo destinado al transporte de granos desde Australia, labor que realizó hasta el comienzo de la segunda guerra mundial.
Al concluir la guerra el buque tomado por la Unión Soviética y puesto al servicio del Ministerio Soviético de Pesca, para la formación de sus cadetes de la flota pesquera; actualmente navega bajo bandera rusa. En el año 1981 fue sometido a profundas transformaciones. Se le puso el nombre en honor del investigador polar ruso "Georgij J. Sedov".
Aparejo
Fragata de 4 palos |
Motor
Diesel Man de 1.500 CV | ||
Puerto
base:
Murmansk |
Propietario:
Gobierno
Ruso
Ministerio de Pesca |
Trinquete
Romántico
POESÍA
MARINERA
Con diez cañones por
banda, La luna en el mar
riela, "Navega, velero mío, Veinte presas hemos
hecho "Allá en feroz
guerra Y no hay playa, sea
cualquiera, "A la voz de «¡barco
viene!» En las presas yo divido ¡Sentenciado estoy a
muerte! Y si caigo, ¿qué es la
vida? "Son música los
aquilones, Y del trueno al son
violento, Es mi barco mi
tesoro,
-Olavo
Bilac- |
HUMOR
NAVAL
Por: Boxer
Un capitán IM le dice a un infante: Llama un Almirante por teléfono a las 3.00 de la
mañana al Club Naval y contesta un marinero: ¡Alo!, dice el marinero.
Páseme al suboficial de guardia. Lo siento señor, el suboficial está durmiendo y no quiere que lo molesten, llame mañana. ¡Mire incompetente, páseme al suboficial ahora mismo!, le replica el Almirante. ¿Es usted tonto o qué?, le dije que el suboficial está durmiendo y no quiere que lo molesten, llame mañana, le increpa el marinero. ¿Usted sabe quien soy yo?, le grita el Almirante. No sé y no me interesa, le responde el marinero. ¡Yo soy un Almirante!, le grita el oficial de insignia. ¿Y usted sabe, quién soy yo? -pregunta el marinero: ¡No!, le responde el Almirante. ¡Ah, que bueno!, y le colgó. En un mástil el vigía le dice al capitán: ¡Mi Capitán, mi capitán, vienen algunos aviones ! Pero, ¿Son amigos o enemigos? Parece que son amigos, porque vienen todos juntos. Un oficial le dice a los marineros:
¡PRESENTEN ARMAS! Y los marineros dicen: Hola, mucho gusto, le presento este fusil a la pistola. Había una guerra y en uno de los ejércitos había
un infante muy flojo, muy flojo. De pronto el capitán comandante
de una compañía dice:
¡Vengan rápido, traigan pico y pala, vamos todos a cavar una trinchera! Y pregunta el infante flojo: Mi capitán, ¿Para qué vamos a cavar una trinchera? Y contesta el capitán: Porque si ataca el enemigo, nosotros podremos protegernos. Y contesta el soldado: ¿Y por qué no atacamos nosotros y que ellos caven la trinchera? Un oficial llegó al almacén del
Fondo Rotatorio con el fin de comprar un traje camuflado, y le preguntó al
encargado si tenían trajes camuflados, este le respondió:
Sí, tenemos, pero llevamos tres meses buscándolos. Un aspirante se presenta a
la oficina de reclutamiento de la Armada y le dice al dependiente que allí
atiende A mí me gustaría ser marino. ¿Sabe usted nadar? ¡Cómo! ¿Es que ustedes no tienen buques? |
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Apreciado enfermero Pinto:
En medio del recogimiento y del fervor de la Semana Santa para el mundo cristiano, aviso recibo de su determinación para ampliar el espectro de la audiencia naval y remozar la revista con el nombre de "Ciber Corredera”. Respaldo su determinación que globaliza el horizonte de lectores, para masificar los vínculos y extender las reminiscencias y los nobles propósitos: “unidos por el mar y exhaustos por el último poste, a las generaciones de cadetes de todos los tiempos quienes hemos encontrado en ello, un sentimiento de perenne recordación. Les reitero la disposición de ánimo y la voluntad de mi modesto concurso.
Feliz Semana de Gloria.
BUSCA PROGRAMAS DE INTEGRACION
Hola compañeros corredera 38:
Me gustaría saber si han continuado desarrollando programas de integración o cualquier otra actividad, si es así, les solicito tenerme en cuenta. Saludo.
Guido Orlando Hung Calderón CN 38-041
DEL CHIRI PARA PETUNIA
Enfermero Pinto:
A mi escritorio llega todo tipo de publicaciones relacionados con el mar, la construcción marítima, adelantos y tecnología en buques y remolcadores, terminales, academias de formación, simuladores para oficiales y pilotos; recibo este material algunas veces por suscripción, otras como propaganda, tal es el caso de la revista Marine News, en reciente entrega encontré un artículo que apenas lo leí, pensé: -este tema está bueno para compartir con Los Correderos-, e inmediatamente me puse en la tarea de hacer mi propia versión, libre y espontánea de la parte referente a la cubierta del mencionado artículo, como la máquina nunca ha sido mi fuerte y sé que existen personas mucho más capacitadas para hablar de ese tópico, resolví llamar a Yesid Sarmiento CN 38-141, quién como Jefe de Máquinas de La Flota recibió buques Portacontenedores y sin lugar a duda se dará un banquete hablándonos del tema. A él le estoy enviando la revista para que en próxima entrega de La Corredera del 38 nos cuente de los adelantos en las máquinas del prototipo de buque objeto de este escrito.
Eduardo Boada García -Chiri- CN 37-006
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